El génesis
LIBRO DE GÉNESIS Y LA CREACIÓN.*
Génesis es el primer libro de la Torá y también el primer libro del Tanaj, la Biblia hebrea. En hebreo los libros del Pentateuco se conocen por su primera palabra, así que para los hebreos este libro es Bereshit. GÉNESIS es una palabra griega, que significa «origen». El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
289 Entre todas las palabras de la Sagrada Escritura sobre la creación, los tres primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar único. Desde el punto de vista literario, estos textos pueden tener diversas fuentes. Los autores inspirados los han colocado al comienzo de la Escritura de suerte que expresa, en su lenguaje solemne, las verdades de la creación, de su origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente, del drama del pecado y de la esperanza de la salvación. Leídas a la luz de Cristo, en la unidad de la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la fuente principal para la catequesis de los Misterios del «comienzo»: creación, caída, promesa de la salvación.
*II LA CREACIÓN: OBRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD*
290 «En el principio, Dios creó el cielo y la tierra»: tres cosas se afirman en estas primeras palabras de la Escritura: el Dios eterno ha dado principio a todo lo que existe fuera de él. El solo es creador (el verbo «crear» -en hebreo «bara»-tiene siempre por sujeto a Dios). La totalidad de lo que existe (expresada por la fórmula «el cielo y la tierra») depende de aquel que le da el ser.
291 «En el principio existía el Verbo… y el Verbo era Dios…Todo fue hecho por él y sin él nada ha sido hecho» (Jn 1,1-3). El Nuevo Testamento revela que Dios creó todo por el Verbo Eterno, su Hijo amado. «En el fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra…todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia» (Col 1, 16-17). La fe de la Iglesia afirma también la acción creadora del Espíritu Santo: él es el «dador de vida» (Símbolo de Nicea-Constantinopla), «el Espíritu Creador» («Veni, Creator Spiritus»), la «Fuente de todo bien» (Liturgia bizantina, tropario de vísperas de Pentecostés).
292 La acción creadora del Hijo y del Espíritu, insinuada en el Antiguo Testamento (Cf. Sal 33,6; 104, 30; Gn 1,2-3), revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una con la del Padre, es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia: «Sólo existe un Dios…: es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo, es decir, por su Verbo y por su Sabiduría» (S. Ireneo, haer. 2,30,9), «por el Hijo y el Espíritu», que son como «sus manos» (Ibíd., 4,20,1). La creación es la obra común de la Santísima Trinidad. (Catecismo de la Iglesia Católica)
*1.1. ENSEÑANZA TEOLÓGICA DEL GEN 1-11.*
La historia de los orígenes, colocada por los autores sagrados al principio del Gen, expresa con lenguaje solemne los misterios del comienzo: la creación, la caída y la promesa de salvación.
1. -Creación del mundo de la nada. El misterio de la creación del mundo por Dios de la nada, ocupa un lugar central en todos el Credos y Símbolos de fe de la Iglesia; además, el acto creativo abarca a todos los seres, tanto espirituales como materiales, porque todo cuanto existe se debe al Dios Creador.
-Distinción entre Dios y el mundo: Gen distribuye en seis días la creación; en los tres primeros Dios preparó la tierra para ser habitada, y en los tres días siguientes fue desplegando su Providencia para hacerla digna morada del hombre.
En esta podemos distinguir lo siguiente:
a) Trascendencia y Omnipotencia divina. Dios hablando y creando se nos muestra como Señor de todas las cosas. b) Bondad de lo creado: La expresión que se repite en cada una de las acciones de Dios al crear «y vio que era bueno», declara la bondad de las criaturas por el amor y sabiduría depositadas en ellas.
2. Origen del género humano: El ser humano, hombre y mujer, es la cumbre de la creación pues está hecho a imagen de Dios, une en su propia naturaleza el mundo material y el espiritual.
-Estado de justicia original. El primer hombre fue creado en la amistad con su Creador y en armonía consigo y con la creación en torno a él. El hombre y la mujer son creados con una perfecta igualdad, y tienen una dignidad que nunca se pierde y que la han recibido inmediatamente de Dios su Creador.
-El pecado original, nace por la desobediencia, el hombre y la mujer son expulsados del jardín en el que habían sido colocados, pierden el don de la inmortalidad y de la felicidad, su estado original de armonía y dominio de sí; se quiebra la relación del hombre con Dios, con el mismo y con los demás hombres y con la creación.
-Protoevangelio: Dios no abandonó al hombre tras su caída, le anunció de modo misterioso la victoria sobre el mal, y la venida de un descendiente de la mujer. Esa salvación anunciada ya desde el principio, se va realizando en una serie de etapas, las primeras de las cuales forman parte de la historia de los orígenes, en concreto, la Alianza con Noé después del diluvio.
*1.2. LOS RELATOS PATRIARCALES.*
Las narraciones que constituyen la historia de los patriarcas se pueden situar en el contexto geográfico del Medio Oriente, en el arco formado por Mesopotamia, Palestina y Egipto. La época va desde el siglo XVIII a.C., cuando pudo tener lugar la llegada de Abrahám a Canaán, en adelante. Su significado religioso es que los Patriarcas son los padres del pueblo, a ellos hizo Dios las promesas y con ellos selló alianzas.
La idea central de la «historia de los patriarcas» es la elección de Israel por parte de Dios. La promesa hecha a Abrahám de que sería padre de una numerosa muchedumbre que recibiría en posesión la tierra de Canaán, como fruto de la fe, inaugura la economía de la salvación. La correspondencia de los Patriarcas a la elección divina de que fueron objeto constituye un admirable paradigma de trato confiado y amistoso con su Señor, y de respuesta con hechos a las palabras de Dios.
En el Nuevo Testamento se comprende que la promesa que Dios hizo a Abrahám se refería en último término a Jesucristo. Jesús es la verdadera «descendencia» de Abrahám, y los que tienen fe en Cristo son, en definitiva, los hijos de Abrahám, cumpliéndose de este modo el anuncio de que en Abrahám serían bendecidas todas las naciones de la tierra. La Epístola a los Hebreos elogia la fe de los personajes que desfilan por la historia patriarcal, y particularmente la de Abrahám; en ellos se realiza la definición de fe propuesta poco antes en la misma carta: «la fe es garantía de lo que se espera, la prueba de las realidades que no se ven»[26].
*1.3 LA CREACIÓN EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EN EL MAGISTERIO.*
i) Gen. 1,ss.: Destaca claramente la idea de que Dios es el Creador del mundo y que crea en el tiempo. La creación tuvo un comienzo absoluto. Ninguna criatura es colaboradora de Dios en el acto creador. La creación es un acto libre de Dios. Dios crea de la nada (ex nihilo) es decir, es Dios quien, por su palabra, por un acto libre y espontáneo de su voluntad, atrae de la nada el universo entero. La aparición del hombre culmina el acto creador. Después de la creación del hombre Dios vio que era muy bueno: este adjetivo muestra la excelencia del hombre. La creación no es un acto generativo. Dios creó el mundo por su palabra, ¨Dios dijo y lo hizo¨. El acto creador es un acto personal, es Dios mismo quien opera en la creación.
División de la obra de la creación: Dos Fases:
1. Fase de Separación: tres primeros días: 1º día: Dios separa la luz de las tinieblas, es la creación del día y de la noche. Aquí comienza el tiempo. 2º día: Dios separa las aguas superiores de las aguas inferiores, es la creación del agua encima del firmamento y del agua bajo del firmamento. 3º día: Dios separa el agua y la tierra, es la creación de los océanos y el suelo. Surge el aire, el agua, y la tierra. Crecen las hierbas y las plantas.
2. Fase de Decoración: tres días: 4º día: Dios crea los astros: sol, luna y las estrellas. Aquí se manifiesta que los astros no son dioses sino son criaturas de un único Dios. 5º día: Dios, adorna los mares de peces y los aires de aves. 6º día: Dios puebla la tierra, crea los animales domésticos y el hombre a su imagen, le pone encima de todas las criaturas. 7º día: Dios descansa.
ii) Gen.2,4b-25: Empieza con la creación del hombre y lo presenta en dos estados diferentes: estado de inocencia, alegría y paz, y estado de pecado y promesa de salvación. Gen. 2,7, Dios crea el hombre con polvo, sopla en sus narices para darle el soplo de vida, así el hombre deviene un ser vivo. El hombre no ha sido creado por la palabra de Dios según este relato, sino que fue modelado con barro del suelo. La creación del hombre
*1.4 El Acto Creador.*
La creación se puede definir como la producción del ser entero de las cosas o la producción de las cosas según toda su sustancia. En el acto creativo, Dios produce lo que existe en cuanto que existe. Dado que lo que existe es tal en virtud del acto de ser, que es perfección de toda perfección en todo individuo existente, producir lo que existe en tanto que existe significa producirlo totalmente.
Tres aspectos del Acto de Creación
i). El Creador no sufre cambio o modificación alguna por el hecho de crear, es decir, no pierde ni adquiere ninguna perfección.
ii) Lo creado es real y completamente distinto del Creador.
iii) Lo creado es totalmente creado. El creador no parte de una materia informe preexistente, sino que crea “ex níhilo”.
*LA CAUSA EFICIENTE DE LA CREACIÓN.*
a) Dios solo es el Creador: i) Dios ha creado El solo el Universo. San Agustín dice que “no puede haber una criatura creadora, ni los ángeles, ni las demás criaturas”; ii) No hay criatura que, como causa principal, puede crear algo de la nada. Santo Tomás dice que es necesario que la creación sea producida por Dios porque sólo Dios es el Ser total que existe por sí mismo. Dios no puede crear a través de un ser finito porque crear es pasar del no-ser al ser, lo cual requiere una potencia infinita.
b) Creación, obra de la Trinidad: Como toda actividad de Dios hacia fuera (ad extra), la creación es un acto libre de Dios, y común por lo tanto a las tres Personas Divinas.
i) Testimonio de la Sagradas Escritura: 1. Jn.1,1ss: «Todo fue creado por El y sin El nada sería hecho». Se refería al Hijo. 2. 1Co.8,6: atribuye la creación tanto al Padre como al Hijo. 3. Gen. 1,2:»Y el Espíritu de Dios soplaba sobre las aguas”, El Espíritu Santo es agente de la creación. (JPII, en Dominum et Vivificantem, se refiere muchas veces al Espíritu Santo como Creado)
ii) Concilios: 1. Constantinopla II 553 Afirma: «Un solo es Dios y Padre, de quien todo procede; y un solo Señor Jesucristo, por quien todas las cosas han sido hechas; y un solo Espíritu Santo, en quien todas las cosas existen. 2. Lateran 649 Habla de la «Trinidad, creadora y protectora de todas las cosas» Lateran IV 1215 Dice que:»Padre, Hijo, y Espíritu Santo constituyen un solo principio de todo el universo, Creador de todo lo existente.»
iii) Argumentos Teológicos: 1. Sto. Tomás «Crear conviene a Dios por razón de Su Ser, el cual es idéntica en las tres Personas Divinas. Crear no es principio de alguna Persona sino algo común a toda la Trinidad» (STh.1,45,6). 2. J. Danielou El mundo en cuyo interior vivimos es un mundo repleto de la Trinidad y a la vez, en ello se da Dios mismo.
*1.5. LOS RELATOS DEL GÉNESIS.*
En el libro del génesis encontramos dos relatos sobre la creación del primer hombre. Estas narraciones están en Gen 1,26-28 (relato sacerdotal) y en Gen 2,4b-25 (relato Yahvista). Éstas, aunque diferentes por el tiempo de su composición, su procedencia y lenguaje, se complementan y constituyen un todo unitario, que trasmite la enseñanza revelada sobre el origen del hombre.
1) Primer relato: Gen 1,26-28. (Siglo VI a.C.) Pertenece a la fuente sacerdotal. En este relato se descubren formas de pensar y decir propias del tiempo de la cautividad en Babilonia. Esta narración es de índole teológica, esconde en sí una potente carga metafísica. Contiene el hecho objetivo
En el sexto día, Dios – después de haber creado a los astros, plantas, animales, etc. – crea al hombre y lo hace a su “imagen y semejanza “, para que domine los peces del mar, a las aves del cielo, etc.
El hecho de la creación en etapas habla de una gradación de calidad. Pero el hombre no es creado según una sucesión natural, sino que el Creador parece detenerse antes de llamarlo a la existencia, como si volviese a entrar en sí mismo, para tomar una decisión.
En el versículo 26, las palabras divinas “hagamos al ser humano “constituyen una solemne introducción indicativa, entre otras cosas, de lo que va a ocurrir encierra una particular importancia dentro del conjunto de la obra creadora. Expresa: una decisión y anuncia una acción: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Esta afirmación del versículo 26 constituye la más importante y sorprendente del mismo.
La fijación del significado de las palabras imagen y semejanza, usadas en el texto, ha ocupado la atención de los teólogos y exegetas. Los intérpretes se dividen inicialmente entre los que consideran que aquellos términos son sinónimos y los que hablan de una diferencia de significado deliberadamente pretendida por el escritor sagrado. Pero analizando el texto no da pie a pensar de que se trata de dos cosas distintas, sino que se refieren a lo mismo. El texto parece llevar una cierta redundancia… En él, la expresión imagen repite tres veces: a) Propósito: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza “, b) Acción: “Dios creó (…) a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó “. (v. 27).
En el versículo 27, el sustantivo hombre se sustituye por macho y hembra. Con ello nos quiere decir que ambos (varón y mujer), son igualmente imagen de Dios. La distinción de sexos pertenece a la creación inmediata de la humanidad. El ser humano se realiza plenamente en la diferencia de varón y mujer.
En el versículo 28, encontramos una bendición nupcial, Dios les dice: “sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y dominad “. El aspecto y la actividad de la pareja que ocupan la atención del hagiógrafo es la fecundidad, a lo que hombre y la mujer están llamados conjuntamente. La unión conyugal forma parte del designio divino sobre el mundo y también en la procreación, el hombre y la mujer expresan su naturaleza de imagen de Dios. Aquí se puede ver la sacralidad del matrimonio, del amor y de la fecundidad.
De éstos tres versículos se desprenden igual número de verdades antropológicas fundamentales:
a) El hombre es el ápice de todo lo creado en el mundo visible, y el género humano (…) es corona de la creación. Varón y mujer son seres humanos en el mismo grado, ambos fueron creados a imagen de Dios.
b) Esta imagen y semejanza con Dios, esencial al ser humano, es trasmitida a sus descendientes.
c) El creador confía el dominio de la tierra al género humano, a todas las personas.
Se trata de tres conceptos relacionados: dignidad, fecundidad y dominio.
La dignidad que procede de que el hombre es imagen de Dios, se manifiesta tanto en ella fecundidad humana como en el dominio sobre el mundo.
Hay una huella de Dios tanto en la fecundidad humana como en el dominio: 1) En cuanto a la fecundidad. Trasmitiendo la vida a los hijos hombre y mujer les dan en heredad esa “imagen de Dios “que fue conferida al primer hombre en el momento de la creación y 2) En cuanto al dominio. La creación a imagen de Dios constituye el fundamento del dominio sobre las otras criaturas del mundo visible, las cuales fueron llamadas a la existencia con miras al hombre y para él.
Que el hombre está hecho a imagen de Dios es definición del hombre y fundamento de la peculiar dignidad de la persona humana. El hombre se convierte en expresión particular de la gloria del Creador, está llamado a convertirse entre las criaturas del mundo visible en un portavoz de la gloria de Dios y en una palabra de su gloria.
2) Segundo relato: Gen. 2,4b-25. Pertenece a la fuente yahvista (Siglo IX a.C.). Este relato refleja la cultura y teología de los primeros tiempos de la monarquía. Es más antiguo que el sacerdotal; más simbólico y descriptivo; más alegórico, psicológico y subjetivo. Este texto se puede dividir en seis partes:
a) Presentación, que sirve de transición del relato sacerdotal al yahvista: la tierra baldía expectante del hombre que la ha de trabajar.
b) Creación del hombre. Es narrada con la mayor brevedad. La idea de formar o modelar a partir de un material determinado se usa en la Biblia para describir la actividad del alfarero. “ Yahveh es presentado como el alfarero que modela al hombre – yasar ha ´adam – con polvo de la tierra – ´afar ha ´adamah – y después infunde aliento de vida – nesoma – . (…). ´Adam en este contexto no significa el primer hombre como individuo, sino el hombre en general, el ser humano antes y fuera de cualquier determinación, incluso de la determinación sexual. La única determinación, incluso de la determinación que, a lo largo de la Biblia el término ´adam es su condición de criatura, su origen y dependencia de Dios, su superioridad sobre el resto del universo creado y también sus limitaciones”.
La creación del ser humano del polvo de la tierra es presentada como un proceso misterioso, como una acción primordial que escapa nuestra comprensión. Después de expresar sobre el frágil carácter de la naturaleza y condición humanas. El término afar alude sin duda a las limitaciones que comporta la existencia terrena del hombre.
c) La preparación del paraíso. El paraíso es el ornato del hábitat del hombre. Se quiere expresar cual es el sentido de la vida humana que está llamado desde los inicios al cultivo de la tierra y a su dominio. Se cierra con un mandamiento que Dios da al hombre: “ que es no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal “. Eso le pertenece a Dios; está reservado a Dios decir lo que es malo y lo que es bueno. Supone un sometimiento de la criatura al creador.
d) La soledad originaria. “ No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda adecuada”.
e) El hombre pone nombre a los animales. Significa un acto de posesión, Dios lleva al hombre todos los animales para ver como los llamaba y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre les diera. Aquí se manifiesta el acto de dominio, posesión e inteligencia.
f) Creación de la mujer. La mujer es creada para acompañar al hombre en la soledad originaria. Se da una evidente imagen nupcial. Aquí se da la idea de una sola carne. Se da una igualdad entre el hombre y la mujer. También se haba del estado de inocencia originaria.
*1.6 SEXUALIDAD Y MATRIMONIO.*
a) La condición de soledad originaria. El hombre está solo y esto se presenta como un problema antropológico fundamental. La soledad originaria tiene dos momentos: 1) cuando el hombre cae en la cuenta de su identidad, al ver que no existe ningún otro ser como él en el mundo y 2) cuando siente la necesidad de la compañía humana.
El hombre se da cuenta de que está solo cuando Dios le muestra las demás criaturas para que les ponga nombres: a medida que Dios se las presenta. Así el hombre tomo conciencia de su propia superioridad, es decir, no puede ponerse al nivel de ninguna otra especie de seres vivientes sobre la tierra. El génesis comenta “no había para el hombre ayuda semejante a él”. El hombre se encuentra desde el primer momento delante de Dios, como en búsqueda de la propia identidad. En esa búsqueda, sigue un itinerario que le lleva a la autoconciencia: a) Primer paso: Conciencia de soledad, b) Segundo paso: comparación con el mundo y c) Tercer paso: el hombre nota que es diferente de los demás seres y también, en que consiste esa diferencia. El hombre comienza a conocerse a sí mismo, advirtiendo a sí mismo lo que le distingue.
El segundo aspecto de la soledad originaria se encuentra en la necesidad de encontrar un semejante. En esto se manifiesta el carácter social del hombre, necesita de otros seres como él.
b) La escena de la creación de la mujer. Tiene una clara imagen nupcial. Expresa la unidad del género humano, la común dignidad del hombre y de la mujer.
c) Se habla de la fuerza del vínculo conyugal. El hombre y la mujer forman una sola carne.
*1.7. CREACIÓN DEL VARÓN Y DE LA MUJER.*
» Macho y hembra los creó» (gen 1,27). A diferencia del Gen 2 (vide infra), el escritor Sacerdotal se refiere a la creación de la mujer de modo sumamente breve y lacónico. Los dos términos empleados zakar/ macho y uneqebab/ hembra sugieren directamente que la distinción de sexos pertenece a la creación inmediata de la humanidad. El ser humano sólo se realiza plenamente en la diferencia de varón y mujer. No puede hablarse de una esencia del hombre al margen de su existencia en dos sexos.
Bendíjolos Dios y díjoles: «Sed fecundos y multiplicaos (Gen 1,28). Para la Biblia todo lo que concierne a la vida es santo. Un respeto espontáneo y patente impregna los textos bíblicos que tratan de la sexualidad humana. El aspecto y la actividad la pareja que ocupan ahora la atención del hagiógrafo son la fecundidad, a la que el hombre y mujer son llamados conjuntamente. Esta fecundidad es un don de Dios y fruto de su bendición. Se origina en el Creador y es Objeto de una vocación. Vivida en estas condiciones, la sexualidad humana es una manifestación de la dignidad con la que el hombre ha sido dotado por su Creador.