Jesús y su Familia: Un Pasaje Malinterpretado
A menudo existen pasajes de la Biblia que pueden ser malinterpretados para descalificar la devoción que tienen los cristianos católicos a la Madre del Señor. Uno de estos pasajes es Mt 12,46-50. Veamos qué dice el pasaje:
Mateo 12:46-50
46. Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
47. Alguien le dijo: «¡Oye! Ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»
48. Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
49. Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
50. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Este pasaje es interpretado a veces como un rechazo de Jesús a su Madre, pero eso no es lo que está pasando. En realidad, Jesús está enseñándonos que debemos preferir los vínculos espirituales a los del parentesco.
¿Por qué Jesús puede rechazar a su Madre?
Algunos razonan que si la Virgen fuera tan grande como dicen los católicos, debería tratar mejor a su madre y no rechazarla. Pero esa manera de interpretar hace cumplir la profecía del Apóstol Pedro que en su segunda Carta escribe que los ignorantes y débiles interpretan torcidamente las Escrituras para su propia perdición (2 Pedro 3,16).
La respuesta de Jesús
La respuesta de Jesús es: “todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Esto es un elogio a nuestra Madre María, porque no solo guardaba todas sus palabras en su corazón, sino que cuando el ángel Gabriel le propone dar a luz al Mesías ella es obediente a la Palabra de Dios, y acepta: “Yo soy la esclava del Señor”. Así cumple la voluntad del Padre Celestial.
La importancia de la voluntad de Dios
La enseñanza de Jesús en este pasaje es que debemos preferir los vínculos espirituales a los del parentesco y que si queremos ser “parientes” o íntimos de Dios debemos hacer su voluntad. Esto es lo que significa ser verdaderamente hermano, hermana o madre de Jesús.