¿Por qué la Virgen María no es desconocida en la Sagrada Escritura?
La Sagrada Escritura menciona a la Virgen María desde el origen, como se puede observar en el protoevangelio de Génesis 3, 15: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te herirá en la cabeza, mientras tú le herirás en el talón.”
San Agustín decía que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo, y que el Antiguo se hace patente en el Nuevo. De esta manera, la Iglesia ha sabido leer los libros del Antiguo Testamento en una luz siempre creciente. La Revelación de Dios ha sido progresiva hasta alcanzar su culmen en Cristo. Pero incluso después de Cristo, iluminada por el Espíritu Santo, la Iglesia camina hacia la verdad plena.
La Esposa de Cristo va descubriendo todo el contenido de verdades salvadoras que estaban encerradas en la Escritura y la Tradición de la Iglesia. Así, nos dice el Concilio Vaticano segundo en su numeral 55, de la constitución dogmática Lumen gentium: “La Sagrada Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento y la venerable Tradición, muestran en forma cada vez más clara el oficio de la Madre del Salvador en la economía de la salvación y, por así decirlo, lo muestran ante los ojos.”
Prefiguraciones de la Virgen María en el Antiguo Testamento
Hablando de Eva, Sara y Yael, podemos ver cómo la figura de la Virgen María se prefigura en el Antiguo Testamento.
Eva
Cuando se habla de Eva y la Virgen María, hay muchos aspectos a destacar. Sin embargo, en esta ocasión nos detendremos en uno. El primer Adán, luego de la caída del hombre, nombra a su mujer Eva, madre de todos los vivientes (Génesis 3,20). Jesús, el nuevo Adán, confronta a Eva como la madre corporal de todos los vivientes y a María como la madre espiritual de todos los redimidos.
Sara
Luego tenemos a Sara, la madre de Isaac, que es el hijo que Dios le prometió a Abraham. Sara es la madre que ve a su hijo camino al sacrificio, un sufrimiento que causó tanto a Abraham como a ella misma. En cambio, la Virgen María ve a su Jesús camino al sacrificio de la cruz, donde es entregado por el Padre para la redención del mundo entero.
Yael, esposa de Jeber
En el pasaje de Jueces 4,17-22, vemos a Yael, la esposa de Jeber, que destruye al enemigo Sísara con una estaca. Este pasaje nos trae a la memoria el protoevangelio de Génesis 3, 15, donde se nos relata que una mujer y su Simiente aplastará la cabeza del enemigo. Santa Isabel exclama: “¡Bendita sea entre las mujeres Yael, la esposa de Jéber, el quenita; sea bendita entre todas las mujeres de su tienda!” (Jueces 5,24), lo cual coincide con la frase de San Lucas 1,42: “y exclamando en voz alta, dijo: -Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.”
Estos son solo algunos ejemplos de las prefiguraciones que podemos encontrar en el Antiguo Testamento sobre la Virgen María. La Virgen María juega un papel fundamental en el plan de salvación de la humanidad, y es importante estudiar las Escrituras alrededor de Jesús, pero sin olvidar aquellos personajes que tienen un papel fundamental en el plan de salvación.