Análisis Doctrinal de la Parábola de los Talantes
La parábola de los talantes nos muestra cómo es el reino de los cielos. Dios como el dueño de la casa nos entrego sus dones, no para quedarnos con ellos, sino para trabajar con ellos y multiplicarlos.
Los Talantes como Dones de Dios
Dios nos da dones como Padre y Creador, como Hijo y Redentor, y como Espíritu Santo y Santificador. Estos dones son distintos y se nos dan según nuestra capacidad receptiva. La fe debe obrar por la caridad (Gálatas 5,6).
El Servicio con los Dones
Cada uno de nosotros tiene una misión y un servicio específico que debemos prestar con los dones que Dios nos ha dado. El aceite de la viuda se detuvo cuando no hubo más vasos vacíos (4 Reyes 4,6). Esto nos recuerda que toda nuestra fuerza nos viene de Dios (Juan 15,5).
El Servicio Malo y Negligente
Algunos de nosotros no actúan ante la misión de Dios. Buscamos pretexto para permanecer en nuestra zona de confort y echamos la culpa a Dios de todo. El siervo malo y negligente no aprovechó la oportunidad de trabajar con el talento que le había sido dado (Mateo 25,24-30).
Crecer en el Reino de los Cielos
Queremos crecer en el Reino de los Cielos? La gracia de Dios no solo se guarda, sino que crece en ella y somos recompensados con nuevos dones (Mateo 25,29). Quien no ama a Dios permanecerá lejos de él, y habrá llanto y crujir de dientes (Mateo 25,30).
No Es un Derecho
Los talentos no son un derecho, sino un regalo que nuestro amor hace a Dios. Un regalo se recibe para usarlo, ponerlo en acción y compartirlo. No lo recibimos para guardarlo sin destapar y mantenerlo ajeno a nuestra vida.
El Anuncio del Reino de Dios
La vida misma es un talento, un don de Dios. No la damos con un propósito, sino para encontrar con el dueño, el jefe, el señor del mundo que nos da las herramientas necesarias para lograr la meta. Debemos entender que están nuestros hermanos que necesitan nuestra caridad, y a cambio, tendremos nuestro salario, fruto de la aceptación y compromiso concreto con el evangelio.