La dracma perdida: un llamado a la búsqueda de Dios
(Lc 15:8-11)
Bendecido día tengan mis queridos hermanos, hoy Dios nos concede la gracia de reunirnos nuevamente entorno a su palabra, esta vez para hablar de la parábola de la dracma perdida.
Jesús nos reconoce como seres de valor, creados a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:28-31). Dios nos ama en lo profundo de su corazón (Rom 1:7; 2Cor 9:7), y nos exalta por encima de toda su creación.
La parábola de la mujer que pierde una de sus diez dracmas nos muestra cómo Dios actúa cuando uno de nosotros se aleja de Él. Dios no se da por vencido, sino que busca con diligencia a su hijo o hija perdida, hasta que lo encuentre (Lc 15:1-7).
La alegría en el cielo por un pecador que se convierte
El arrepentimiento tiene que ver con lo profundo en el corazón del hombre, donde antes había muerte espiritual y ahora hay vida (Ef 2:1-5). La vida viene por medio de Jesucristo, quien vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lc 19:10).
Como dice el evangelio de Lucas, el Hijo del Hombre se regocija por un pecador que se convierte (Lc 15:10). Dios quiere vivir en tu corazón, pero una evidencia del arrepentimiento genuino es que todas las cosas son hechas nuevas para con Dios (2Cor 5:17).
En resumen
Esta parábola nos muestra cuan importante somos para Dios, y cómo está siempre en búsqueda de nosotros porque somos su tesoro más preciado. Por eso, ten presente lo valioso que eres para Dios, y recuerda que Él siempre te busca y te va a encontrar.