¿Es cierto que todos somos la Iglesia de Cristo sin importar la religión?
La idea de una religión universal se ha vuelto cada vez más popular en un mundo donde la tolerancia y el respeto mutuo son fundamentales. Sin embargo, esta idea puede ser malinterpretada y utilizada para justificar la falta de precisión en la definición de la fe cristiana.
El ecumenismo, es decir, el esfuerzo por lograr la cooperación y la unidad entre los cristianos, ha sido un tema importante en la historia de la Iglesia. Diversos documentos, como el Concilio Vaticano II, han trabajado en la búsqueda de la unidad entre las diferentes denominaciones cristianas. Además, citas bíblicas como "Vayan, entonces y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos" (Mt 28, 19a) y "Ya no hay diferencia entre judío y griego, entre esclavo y hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer, pues todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús" (Gal 3, 28) pueden ser fácilmente malinterpretadas.
También se ha hablado del New Age (Nueva Era), un movimiento que promueve la unión mundial de todas las religiones a través de la cooperación y el misticismo. Aunque este movimiento puede parecer atractivo, debemos recordar que la fe cristiana tiene sus propias creencias y dogmas fundamentales que no pueden ser ignorados.
Para entender esta cuestión de manera clara, debemos recordar dos pilares importantes:
- La Biblia no es solo un libro de historia, sino una colección de libros escritos en diferentes géneros literarios que fueron "ordenados" en el Concilio de Roma del año 382 y fijados como dogma en el Concilio de Trento.
- La Tradición Apostólica es la Palabra revelada por Dios que no pasó a ser escrita en la Biblia pero que sigue viva en la Iglesia Católica, a través de la sucesión apostólica.
Sin embargo, ¿cuál debería ser nuestra postura al unirnos con otros creyentes? La respuesta es clara: podemos unirnos con aquellos que compartan nuestras creencias fundamentales y que no comprometan la doctrina de la fe cristiana. De hecho, la Biblia nos dice que "si alguien me reconoce delante de los hombres, también yo lo reconoceré delante de mi Padre que está en los cielos" (Mt 10, 32). Por lo tanto, podemos unirnos con aquellos que compartan nuestras creencias y que no ignoren el evangelio.
En resumen, todos somos la Iglesia de Cristo donde todo creyente constituye parte importante del llamado; pero no sin importar la religión, cuando no se comprometa la doctrina respecto a las creencias fundamentales de la fe cristiana, si no se deshonra o ignora el evangelio, si se puede mantener un claro testimonio ante el mundo, y si Dios es glorificado, entonces podemos de manera libre y gozosa, unirnos en la búsqueda del reino de Dios.