La Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía
Es común escuchar que la Iglesia Católica está mal porque dice que Cristo está presente en la Eucaristía. Sin embargo, esta afirmación se basa en una interpretación errónea de la presencia real de Jesucristo en el Pan y Vino consagrado.
Un Fondo Bíblico Seguro
Cuando los católicos creemos en algo, es porque tiene una fuerte fundamentación en la Biblia y en la Tradición apostólica. En este caso, la presencia real de Jesucristo en el Pan y Vino consagrado es un hecho que la Palabra de Dios nos muestra claramente.
Leamos las palabras de Jesucristo en el Evangelio de Juan:
«Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
Jn 6,48-51
Esas son las palabras de Jesús en todas las Biblias del mundo: el Pan que yo les daré ES MI CARNE. Palabras textuales de Nuestro Señor.
Reacciones Ante la Palabra de Dios
La reacción de los judíos es de una gran incredulidad. Era normal, porque al oír las palabras de Jesús las entendieron literalmente como las oyeron. Jesucristo estaba hablando de comer su carne y beber su sangre. Sin embargo, muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»
Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando vean al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?… «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida.»
Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto les he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle.
Jn 6,60-66
El Tercer Nivel de Fe
Sin embargo, hay un tercer grupo que reacciona de manera diferente. Jesús les pregunta a los Doce: «¿También ustedes quieren marcharse?» Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Hijo de Dios.»
Jn 6,67-69
El Mandato de Jesús: Hagan Esto en Memoria Mía
Jesús nos da un mandato claro: «Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se los dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.»
Lc 22,19
La Misa: Un Sacrificio que se Celebra
Cuando celebramos la Misa, no estamos pensando en ofrecer a Jesucristo varias veces repitiendo su sacrificio. Lo que nosotros pensamos es en «hacer presente el único e irrepetible sacrificio de Nuestro Señor». Tal como él lo dijo: «Hagan esto en memoria mía.»
La Consecuencia de la Eucaristía
Si al llegar a este punto todavía hay alguien que duda, veamos cuál es la conclusión del Apóstol Pablo en su discurso eucarístico:
«Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien, sin examinar su conciencia come y bebe el Cuerpo, come y bebe su propia condenación.»
1 Cor 11,28
La Fe y la Eucaristía
Un último aspecto que debemos considerar es que la Eucaristía no es algo que se puede ver con los ojos físicos. A Dios se le encuentra con los ojos de la Fe, pues como el Apóstol Pablo dijo: «Nosotros andamos por Fe y no por vista» Rom 8,24-25.
De nuestra parte seguimos unidos al Apóstol Pedro aceptando el «cuerpo y la sangre de Jesucristo» y diciendo a Jesús:
«Señor, tú tienes palabra de vida eterna.»
Y seguiremos Celebrando la Eucaristía con gozo:
«Hasta que vuelva.»
1 Cor 11,28