La Importancia de la Apologética en el Contexto Actual
El crecimiento explosivo de las sectas en la sociedad actual se ha convertido en un tema de gran preocupación para la Iglesia católica. Una de las causas principales de este fenómeno es un mal entendido ecumenismo. Muchos líderes han perdido la visión de la importancia de la apologética, que es fundamental para defender la fe católica.
La apologética y el ecumenismo no son dos conceptos en oposición, sino complementarios. La apologética busca preservar la unidad ya existente, mientras que el ecumenismo busca restablecer la unidad entre las iglesias cristianas. El ecumenismo, en lugar de frenar el crecimiento de las sectas, ha acelerado su expansión.
En América Latina, por ejemplo, el número de protestantes ha aumentado desde 150,000 a principios del siglo hasta cerca de 50 millones en la actualidad. Esto es un llamado a la acción para la Iglesia católica, que debe renovar su compromiso con la apologética y el ecumenismo.
Diálogo con los Hermanos Separados
El diálogo con los hermanos separados es fundamental para la Iglesia católica. Desde fines del siglo XIX, la experiencia misionera en África y en Asia ha puesto de relieve los efectos negativos del "escándalo de la división". La Iglesia católica, a través del Concilio Ecuménico Vaticano II, ha entrado en un nuevo orden de ideas, abanderando el ideal de Cristo de que "todos sean uno" (Jn 17, 21).
El diálogo interreligioso es otro aspecto importante de la eclesiología moderna. La Iglesia católica busca establecer un diálogo con las otras religiones, en la búsqueda de los valores presentes en cada cultura y expresión religiosa. Esto se basa en la creencia de que en todos los hombres y en todas las culturas ya está presente la acción salvadora de Dios.
La Unidad en la Diversidad
La apologética y el ecumenismo son dos caras de la misma moneda. La apologética se dirige esencialmente hacia los que están dentro de la Iglesia, para que se sientan seguros de lo que profesan y no se salgan. El ecumenismo, por otro lado, se dirige esencialmente hacia los que están fuera, para que entren en un proceso de búsqueda de la unidad.
Sin embargo, en la práctica muchos han visto en la apologética una "guerra santa", y por eso la han desecharon. Y en el ecumenismo han visto la única manera de enfrentar el problema de la división religiosa. Al no poder dialogar con los grupos proselitistas, se han quedado con los brazos cruzados, dejando a los "débiles de la fe" sin ningún tipo de protección frente a la agresión de los grupos proselitistas.
Prioridades
Es urgente una acción encaminada a fortalecer la fe de los miembros de la Iglesia, subrayando la propia identidad y haciendo hincapié en los grandes valores de la unidad, la verdad y la fidelidad. En lugares donde prevalecen las iglesias separadas pero abiertas al diálogo, será necesario insistir en el diálogo ecuménico, como medio para favorecer la comprensión mutua y dar pasos concretos en el camino de la plena unidad.
La Nueva Apologética
La apologética, aunque no sea del gusto de todos, es fundamental para enfrentar con seriedad el problema de los grupos proselitistas. Hay que ser realistas y creativos. Donde hay proselitismo, apologética; donde se acepta el diálogo, ecumenismo.
En conclusión, el ecumenismo sin apologética es realizar una pastoral descontextualizada. Si queremos ser líderes cristianos de excelencia pastoral, no podemos cerrar los ojos al mundo de hoy, ya que sería desencarnar el Evangelio. De nosotros depende un cambio urgente de actitud para saber implementar ambas líneas de pastoral en su justa dimensión. Unido al ecumenismo, renovemos una Sana Apologética siguiendo las directrices del Magisterio de la Iglesia.