¿Porqué Dios se hace carne?
Más conocido como la encarnación del Hijo de Dios, un misterio que trataremos de conocer.
En el Catecismo de la Iglesia Católica, tenemos las citas desde el 456 hasta el 483 sobre Jesucristo Hijo de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen.
Vamos a transcribir tal cual los numerales 456-460:
I. Por qué el Verbo se hizo carne
456 Con el Credo Niceno-Constantinopolitanorespondemos confesando: «Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre» (DS 150).
457 El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: «Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados» (1 Jn 4, 10). «El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo» (1 Jn 4, 14). «Él se manifestó para quitar los pecados» (1 Jn 3, 5):
«Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado?» (San Gregorio de Nisa, Oratio catechetica, 15: PG 45, 48B).
458 El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: «En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él» (1 Jn 4, 9). «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16).
459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí … «(Mt 11, 29). «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la Transfiguración, ordena: «Escuchadle» (Mc 9, 7;cf. Dt 6, 4-5). Él es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la Ley nueva: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8, 34).
460 El Verbo se encarnó para hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1, 4): «Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 19, 1). «Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios» (San Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54, 3: PG 25, 192B). Unigenitus […] Dei Filius, suae divinitatis volens nos esse participes, naturam nostram assumpsit, ut homines deos faceret factus homo («El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres») (Santo Tomás de Aquino, Oficio de la festividad del Corpus, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectrua I).
Sé que éste último párrafo no es del agrado de algunos hermanos, pero es una realidad que el mismo Pedro nos lo enseña según leímos, pero después lo retomaremos.
Dios quiso hacerse uno de nosotros, Juan 1, 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Así lo expresa la palabra y esa humanidad se torna importantísima para nosotros.
Aunque tenemos claro que ES DIOS, también sabemos que es hombre: Nació de mujer (Mateo 1; Lucas 2), sentía hambre como nosotros (Mateo 4:2; 21:18), dormía (Lucas 8:23), y experimentó la tentación (Mateo 4:1-11). Al igual que cualquiera, podría sudar (Lucas 22:43-44) y sangrar (Juan 19:34). También mostró emociones humanas, incluyendo el enojo (Marcos 3:5), la alegría (Juan 15:11), y el pesar (Mateo 26:37). Pero Hebreos 4, 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Nos enseña que en todo fue igual a nosotros, pero no cayó en la tentación del pecado.
Con el pecado de nuestros primeros padres, habíamos perdido la amistad con Dios y se había cerrado el camino al Cielo. Pero «Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados» (1 Jn 4, 10).
Jesucristo se encarnó –se hizo hombre – para salvarnos reconciliándonos con Dios. «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16): «En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él» (1 Jn 4, 9). Además 2 Corintios 5,21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Podemos ver como todo lo hace Dios POR AMOR, mas se hace hombre porque nos ama, en primer término, porque además se pone de ejemplo, como vimos, hecho igual a nosotros, pero también para mostrar su sacrificio para el perdón de los pecados, hace real su muerte, recordando Hebreos 9, 22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Por eso tenía que hacerse hombre, porque con su sangre nos purificó, nos limpió para hacernos seres celestiales, puros, limpios, hacernos como dioses, ojo no somos Dioses, si no como dioses, pues compartimos su divinidad antes expuesto.
Mas no termina ahí, hay algo mas que se hace necesario dejar en claro y es que a su vez, morir por nosotros en la cruz, no era suficiente y Pablo nos lo indica en 1 Corintios 15,3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; Podemos leer todo el capitulo, mas quiero señalar el verso 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
Ahora si podemos entenderlo, el amor de Dios es infinito, tanto que no se desvela por lo que es, Filipenses 2, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Si no muere, no hay resurrección, sin sacrificio de sangre no somos redimidos.
Porqué encarnarse? Para mostrarnos su amor, su ejemplo, para redimirnos y hacernos hijos de Dios, así como él fue igual a nosotros menos en el pecado, al estar con él compartiremos la Gloria que por el pecado nos apartó de Dios. Juan 17, 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Aunque suene trillado, aunque se ha repetido, no me canso de pensar y meditar en la pregunta: *Por qué Dios se hace carne y sangre??? POR AMOR*.