Comunion de los Santos. Parte 1
Todo católico profesa en el Credo: «Creo en …. la comunión de los santos”, pero muy pocos entienden a que se refiere. Para muchos de ellos los santos son seres que están en la Iglesia para hacer un favorcito solo con una oración mágica. Para otros los santos fueron personas muy buenas tanto como para ponerle sus nombres a lugares o a sus hijos. Pero donde han dado más de hablar es entre los no católicos, que han visto en la ignorancia católica la oportunidad de abrir camino.
Este tema lo vamos a estudiar de la siguiente forma:
a) La Intercesión en la Biblia
b) Lugares de eternidad
c) Cuerpo y alma en la oración
d) La unidad del Cuerpo de Cristo
e) La Única mediación de Cristo
f) La participación en el plan de Dios
a) La Intercesión en la Biblia
La intercesión en palabras del Catecismo de la Iglesia:
Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca «no su propio interés sino […] el de los demás” (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal (cf. San Esteban rogando por sus verdugos, como Jesús: cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34). (2635)[1]
La intercesión requiere tres personas: (a) quien ora, (b) por quien se ora y (c) ante quien se pide intercesión.
A lo largo de la Escritura podemos encontrar múltiples ejemplos de intercesión ante Dios por otra persona. Entre ellos podemos ver: El intercesor toma la iniciativa ante Dios
Moisés:
Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo. Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: «¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte? ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.» Y Yahvé renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo (Ex 32, 914)
En este caso aun cuando Dios ha decido castigar a Israel, Moisés intercede y logra aplacar la ira de Dios por el pecado de su pueblo. Otro ejemplo claro es en Esteban (Hch 7, 60)
Un tercero pide al intercesor que interceda
Aaron:
Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: «Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne». Moisés invocó al Señor, diciendo: «¡Te ruego, Dios, que la cures!». Pero el Señor le respondió: «Si su padre la hubiera escupido en la cara, ¿no tendría que soportar ese oprobio durante siete días? Que esté confinada fuera del campamento durante siete días, y al cabo de ellos vuelva a ser admitida». (Num 12, 1014)
En este caso, Dios castiga a Miriam y Aaron pide a Moisés que interceda ante Dios.
Otro ejemplo lo vemos con los Apóstoles ante Cristo intercediendo por la cananea
que pide por su hija (Mt 15, 23)
Dios toma la iniciativa y solicita que el necesitado pida al intercesor Job:
Después de haber dirigido estas palabras a Job, el Señor dijo a Elifaz de Temán: «Mi ira se ha encendido contra ti y contra tus dos amigos, porque no han dicho la verdad acerca de mí, como mi servidor Job».
Ahora consíganse siete toros y siete carneros, y vayan a ver a mi servidor Job. Ofrecerán un holocausto por ustedes mismos, y mi servidor Job intercederá por ustedes. Y yo, en atención a él, no les infligiré ningún castigo humillante, por no haber dicho la verdad acerca de mí, como mi servidor Job.
Entonces Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamá fueron a hacer lo que les había dicho el Señor, y el Señor tuvo consideración con Job. (Job 42, 79)
Esta cita sí que es hermosa, pues es Dios mismo que nos da la lección de la intercesión, pidiéndole a los necesitados que vayan a solicitar a Job que interceda por ellos. ¿Requería Dios de esto? No, pero qué lección tan grande, de un Dios que nos hace participar de su obra.
La Iglesia intercede por uno de sus miembros
Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de «los panes Ácimos». Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él.(Hch 12, 15)
En el Nuevo Testamento vemos como la oración de intercesión se sigue dando como una muestra de preocupación de unos miembros por otros (1 Cor 12, 26, Stg 5, 14)
La intercesión surge del mismo amor que tenemos unos por otros y de la preocupación entre miembros del Cuerpo de Cristo (1 Cor 12, 25). San Pablo nos llama a interceder por «todos” sin desanimarnos (Ef 6, 18), y siendo constantes (Col 4, 2), incluso pide que se ore también por él (Rom 15, 30; Col 4, 3; Ef 6, 19)
Sobre este primer punto quiero colocar una afirmación hecha por una página evangélica en respuesta a un autor católico ex – protestante sobre este tema.
El autor católico[2] escribió:
NO SE ORA A MARIA…. se pide su intercesión…. es muy diferente….. No se ora a nadie más que a Dios…. se pide la intercesión de los la Bienaventurada Madre de Dios Hijo y de los santos para que ellos también, unidos a nuestras oraciones, intercedan para que recibamos las gracias que necesitamos.
El evangélico respondió:
Bueno esto es realmente risible, no porque cambie uno las palabras, cambias la práctica, el mismo catecismo habla sobre «oraciones marianas” e «invocaciones a María y los santos”:
Por lo tanto no puede salir con su absurdo, de que no ora a María, que solo le pide intercesión, si ese es el caso entonces, jamás oramos a Jesús cuando pedimos su intercesión para con el Padre.
Cuando analizamos la respuesta de este evangélico tenemos que lograr separar: (a) de quien se espera respuesta en la oración, de, (b) a través de quien se busca ser respondido. El ejemplo de la Virgen aplicaría igual que los que hemos puesto anteriormente. Para este evangélico «orar a” y «pedir intercesión a” es lo mismo y suenan como variables reemplazables en una ecuación; y para esto coloca el ejemplo de Jesús, el cual no aplica ya que está entrando al terreno de la distinción de funciones en las tres personas divinas. Pero sí, podemos compararlo con los ejemplos bíblicos anteriores.
Analicemos un solo caso: Cuando Aaron pide a Moisés y Moisés intercede, según este evangélico Aaron oró a Moisés. Igual sucede cuando Dios pide a los amigos de Job que soliciten la intercesión de Job, quiere decir que Dios mismo los mandó a orar a Job. De verdad que es curioso lo que algunos le hacen decir a la Biblia.
b) Lugares de eternidad
Otro de los temas importantes a analizar en este estudio sobre los Santos tiene que ver con los lugares de Eternidad, pues con base en esto, muchos no católicos han usado citas erradamente para cuestionar la intercesión de los Santos.
Para clarificar este tema es necesario separar la concepción bíblica del Antiguo Testamento sobre la realidad después de la muerte, y la realidad cristiana vivida en la Iglesia como depositaria de la Revelación de Cristo.
¿A dónde iban los muertos antes de la Redención de Cristo?
Esta pregunta está relacionada a la concepción judía de la muerte y a donde se iba al morir. Los judíos utilizaban un término para designar el lugar a donde iban los muertos: «sheol”. Para entender qué comprendía esta palabra citamos la Jewis Encyclopedia[3], quien en la definición de esta palabra menciona varias características como:
Lugar profundo debajo de la tierra (Is 7, 11; Ez 31, 14)
· Es el punto más distante del cielo (Am 9, 2)
· Se pueden arrojar vivos a ese lugar (Num 16, 33)
· Es un lugar con puertas (Is 38, 10)
· Los que están allí siguen su vida como en la tierra (Gen 37, 36; Is 14, 9)
· Los muertos no tienen memoria (Is 26, 14; Ecle 9, 5)
Un ejemplo claro en la Escritura lo da Cristo cuando narra la historia de Lázaro y el rico:
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan». «Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí» (Lc 16, 2226)
Aun cuando es claro que el rico NO está dormido y recuerda bien lo que sucede en la tierra, algunos no católicos disfrazan el contexto[4]:
Lo que contesta Abraham al rico es que Dios no permite que los muertos (aun en el cielo) se puedan regresar a comunicarse con los vivos.
¿Hemos hasta ahora en este estudio o en la explicación de esta doctrina, inferido siquiera que la Intercesión de los santos se da porque los católicos creamos que ellos pueden regresar?
Es claro que en el Sheol estaban los justos y los condenados, pero separados por un gran abismo. La pregunta es ¿Es el Sheol el lugar donde hoy se encuentran los que han muerto salvados por Cristo? La respuesta es NO. ¿Entonces por qué los que atacan la Intercesión de los Santos usan las citas del Antiguo Testamento? En un foro protestante dice lo siguiente[5]:
La práctica de la iglesia de Roma de orar a los santos, o cristianos que en vida se reconocieron por su santidad y que después la iglesia los canonizó, es una práctica completamente antibíblica, no solo no encontramos esta enseñanza en el NT, sino que el tono de la Biblia en general rechaza tales prácticas:
Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. (Ecle 9,56)
Este argumento es convincente porque nos dice de manera clara lo que la Biblia dice manera implícita, y es que los ya fallecidos no importa en qué estado estén no pueden intervenir en los asuntos de la tierra.
Al respecto Samuel Vila dice:
«La idea del autor es que (los muertos) no pueden participar en los negocios de la tierra, y esto es bien cierto, y contradice rotundamente la doctrina de la invocación de los santos.
Solo Dios, que es omnipresente y omnisciente, puede interesarse e intervenir en nuestros asuntos, ya que ha prometido atender nuestras oraciones.” Enciclopedia explicativa de dificultades Bíblicas, Samuel Vila, pág. 55.
¿Argumento convincente? ¿Para quién? Para el que desconoce la realidad de la muerte para los cristianos. ¿Acaso los que hoy mueren en Cristo van al Sheol? ¿O van al Cielo con Cristo?
Así que se denota la ignorancia de algunos no católicos de cuestionar el papel de los que han muerto en Cristo y gozan de su presencia, con una cita del Antiguo Testamento para los que iban al Sheol, que NADA tiene que ver con lo anterior. Y más aún, querer inferir que si los católicos pedimos intercesión es para que los santos intervengan en asuntos terrenales.
Pero aun así, vemos que según la narración de San Lucas, el rico no pierde la memoria, muy al contrario, está preocupado por los que dejó en la Tierra y por eso quiere que Abraham lo ayude. Igual pasa con Samuel cuando Saúl lo llama a su tumba (1 Sam 28, 1618), Samuel recuerda bien todo lo que ha sucedido con Saúl y el por qué Dios lo abandonó.
¿Por qué los muertos iban al Sheol y no al Cielo?
Debido al pecado de Adán la muerte entró en la humanidad (Rom 5, 12) y al suceder esto fuimos destituidos de la Gloria de Dios. El Catecismo nos expresa que la consecuencia de ese pecado es la perdida de la santidad y justicia original[6], y el libro de Sabiduría expresará:
Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla (Sab 2, 2324)
Así que la humanidad misma perdió el derecho de gozar de la presencia de Dios, y por eso mismo Dios anuncia su plan de Salvación en la persona de Cristo(Gen 3, 15). Hasta que eso no ocurriera, los muertos iban al Sheol, tanto justos como pecadores; Cristo viene a romper esa sentencia de muerte logrando arrancar al diablo su dominio:
Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. (Heb 2, 14)
Así, que al Cristo morir logró para nosotros la reconciliación con el Padre, y la posibilidad nuevamente de gozar en su presencia. De este modo, al morir Cristo va al Sheol a sacar a los justos y los lleva al Cielo. En ese instante, la recompensa de estar con Dios se hace palpable y desaparece la concepción de Sheol.
Los protestantes como vemos, trasladan los efectos de la muerte en el Sheol al Cielo, y por tanto deducen que lo que sucedía a los muertos en el Sheol, sigue sucediendo a los muertos en el Cielo. Sin embargo, cuando leemos el libro del Apocalipsis, nos damos cuenta que esto es totalmente anti bíblico.
¿Qué hacen los muertos en el Cielo?
A diferencia de lo que alegan los no católicos, la Biblia respalda la doctrina católica sobre el papel de los santos. El catecismo a este respecto enseña:
956 La intercesión de los santos. «Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad…no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra… Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad” (LG 49)
Y si miramos la Biblia encontramos:
Almas siendo conscientes de lo que vivieron en la tierra clamando a Dios justicia (Ap 6, 911)
Una muchedumbre de pie delante del trono alabando a Dios (Ap 7, 9)
Los ancianos y seres vivientes delante del Cordero presentando las necesidades de los santos en sus copas (Ap 5, 8)
Pero aun así, vemos como nos quieren vender lo contrario[7]:
La Biblia describe a los muertos como durmiendo, esto es, actividad mental en sus pensamientos, pero no sabiendo lo que les pasa afuera (Luc. 8.5253; Jn 11:1114; 1Tes 4:1317; 1Cor 15:51; 11:2930).
Los ejemplos dados no aplican, se refieren a casos concretos de reanimaciones, en donde Jesús los devuelve a la vida. Es obvio el sentido que Jesús le está dando: no están sujetos a la muerte pues Cristo tiene el poder de vencerla, así que de ese modo no hay que temer al que mata el cuerpo (Mt 10, 28), así no está muertos sino dormidos.
c) Cuerpo y Alma en la Oración
Siguiendo con el estudio, llegamos a analizar un punto importante: Si podemos interceder unos por otros en vida, y los muertos son conscientes en el cielo, ¿Pueden ellos interceder aunque no tengan cuerpo material?
Creo que la cuestión se aborda analizando si como dicen los no católicos, una persona solo puede interceder por otro si está dentro de un cuerpo material. La cuestión la abordo de esta manera y no referente a que este «vivo” por las palabras de Jesús:
Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él». (Lc 20, 38)
Jesucristo fue claro: TODOS viven para Dios, y en esa cita incluye a vivos y muertos. Cuando estamos en vida, podemos interceder por nuestros hermanos como en diferentes circunstancias pidió San Pablo, pero el mismo Apóstol nos da una luz sobre nuestra situación al morir:
Por eso, nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en este cuerpo es vivir en el exilio, lejos del Señor; porque nosotros caminamos en la fe y todavía no vemos claramente.
Sí, nos sentimos plenamente seguros, y por eso, preferimos dejar este cuerpo para estar junto al Señor (2 Cor 5, 68)
Yo me pregunto: ¿si estar en este cuerpo es estar lejos del Señor y sin embargo, podemos clamarle e interceder por los demás, cuanto más no lo podremos hacer estando junto a él? Ya vimos que un alma en el Cielo no está dormida, pero falta analizar si su facultad de interceder depende que tenga un cuerpo.
Al respecto de la anterior cita, surgen interpretaciones erróneas por parte de los protestantes. Por ejemplo en una página web expresa[8]:
Para mucha gente lo que la frase «estar ausente del cuerpo y estar presente con el Señor” significa, es que cuando uno muere está inmediatamente con El Señor. Sin embargo, una cuidadosa lectura demuestra que esto no es lo que el pasaje dice. Lo que dice es que
«MÁS QUISIÉRAMOS ESTAR AUSENTES DEL CUERPO, Y PRESENTES CON EL SEÑOR.” La frase «más quisiéramos” nos enseña que el pasaje declara una voluntad, un deseo, el cual no es un deseo de morir sino un deseo de «estar ausentes del cuerpo y presentes con el Señor”. Así que una entera y clara imagen de lo que esta frase significa
será posible solo después de un análisis de su contexto, lo podemos desde el principio excluir es que podría significar que cuando uno muere está inmediatamente con el Señor, porque si así fuera, habría una fuerte contradicción con 1 de Tesalonicenses 4:1517 que dice:
1 Tesalonicenses 4:1517
«Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así [es decir de esta manera, la resurrección los cristianos muertos y el cambio del cuerpo de los vivos] estaremos siempre con el Señor.”
Si en 2 Corintios 5:68 Dios dijera que cuando uno muere está inmediatamente con el Señor, entonces ¿Cómo en 1 Tesalonicenses 4:17 el mismo Dios dice que «Y ASÍ (es decir mediante la resurrección, y el cambio de los cuerpos) siempre estaremos con el Señor”? obviamente ya sea que la Palabra de Dios está equivocada, lo cual es imposible, o la interpretación que usualmente se da de 2 Corintios 5:68 está equivocada.
El error de interpretación de este pasaje radica en querer interpolar a un mismo instante, el juicio personal después de la muerte, con la Resurrección en el Juicio Universal. La Biblia es clara en afirmar que al morir viene el juicio(Heb 9, 27), por eso en el cielo San Juan puede ver almas conscientes alabando a Dios(Ap 7, 9), mucho antes que ocurra en el Juicio Final (Ap 20, 1115). En cambio, cuando ese juicio final llegue, todos seremos presentados al mismo tiempo, y como bien dice San pablo, los vivos en ese instante no precederán a los muertos, pero eso no tiene nada que ver con lo que Pablo expresa para cuando le llega la muerte a una persona. Así que, vemos como nuestro cuerpo sólo nos retarda el encuentro personal con el Señor.
Nuevamente citando el Evangelio, vemos un pasaje que nos da luz sobre el asunto
Y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño» (Mt 2, 20)
El NT utiliza para referirse a «vida” la palabra griega «psuchen”
λ?γων?γερθε?ςπαραλ?βε τ? παιδ?ον κα? τ?ν μητ?ρα α?το? κα? πορε?ου ε?ς γ?ν ?σρα? λ·τεθν?κασιν γ?ρ ο? ζητο?ντες τ?ν ψυχ?ν το? παιδ?ου.
Esta palabra es usada muchas veces para referirse a la vida terrenal de una persona; la misma palabra también se traduce por «alma” como por ejemplo:
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. (Mt 10, 28)
Conectando este texto con San Pablo, nos damos cuenta que el matar el cuerpo” es equivalente en mención a «dejar este cuerpo” y eso no significa que hayamos dejado de tener vida.
La misma cita en griego es:
κα? μ? φοβηθ?τε ?π? τ?ν ?ποκτειν?ντων τ? σ?μα, τ?ν δ? ψυχ?ν μ? δυν?μενων ?ποκτε?ναι· φοβε?σθε δ? μ?λλον τ?ν δυν?μενον κα? ψυχ?ν κα? σ?μα?πολ?σαι ?ν γε?νν?.
La palabra ψυχ?ν traduce «alma” o «vida” (psuchen). Es interesante que aunque podamos perder la vida terrenal (psuchen), Cristo mismo utilice esa palabra en un contexto referente a la muerte terrenal y a la muerte espiritual. Para evitar interpretaciones tendenciosas, en esta cita, se ve claro que aunque nos maten el cuerpo (que literalmente es perder la vida), Cristo mismo use la palabra «psuchen”, ahora referida al alma. Esto significa que realmente nuestra vida está en el alma NO en el cuerpo, por eso cuando algunos cuestionan que un muerto no puede interceder le están dando mayor autoridad y valor al cuerpo que al alma.
Cuando oramos, nuestro cuerpo, obvio que está en sintonía con nuestra alma, pero no es el cuerpo el que lidera y determina la oración en nuestra vida, tanto así que siempre la carne y el espíritu en San Pablo están enfrentados (Rom 8, 5).
Un ejemplo claro lo tenemos con la Virgen María en el Magnificat:
María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador (Lc 1, 47)
Las palabras de María son dicientes: su alma es la que canta, la que proclama. Si leyéramos en griego qué palabra es usada para verter alma, vemos que es «psuchen”
Κα? ε?πεν Μαρι?μ· Μεγαλ?νει ? ψυχ? μου τ?ν κ?ριον
La misma palabra usada por Jesús para advertir sobre el que puede matar el cuerpo (perder la vida) pero no el alma (psuchen). Así que según esto, para poder alabar a Dios no se necesita tener un cuerpo material, pues es el alma, la vida, lo que lo puede hacer, por eso en el Apocalipsis leemos:
Una muchedumbre de pie delante del trono alabando a Dios (Ap 7, 9)
Es obvio que esta muchedumbre se refiere a las almas que están en el cielo, y que aún no gozan de su cuerpo inmortal porque no ha llegado la Resurrección Final.
Incluso, leyendo un poco a Santo Tomás de Aquino al respecto podemos leer sobre las potencias del alma y sobre la que tiene relación directa con el cuerpo:
Los géneros de las potencias del alma se distinguen por sus objetos. Pues cuanto más noble es una potencia, tanto más universal es el objeto sobre el que actúa, como dijimos anteriormente (q.77 a.3 ad 4). El objeto de las operaciones del alma puede ser analizado en un triple orden. 1) Pues hay potencias del alma que tienen por objeto único el cuerpo que está unido al alma. Su género es llamado vegetativo en cuanto que la potencia vegetativa no actúa más que sobre el cuerpo al que está unida el alma[9].
Según Santo Tomás de Aquino en su obra, el alma vegetativa es la que actúa sobre el cuerpo, y él mismo nos dirá sobre qué funciones actúa:
Las potencias de la parte vegetativa son tres. Pues, como se dijo (a.1), lo vegetativo tiene por objeto el cuerpo que vive por el alma. Con respecto a esto, son necesarias tres operaciones del alma. 1) Una, por la que adquiere el ser; y a esto se orienta la potencia generativa. 2) Otra, por la que el cuerpo vivo adquiere su debido desarrollo; y a esto se orienta la facultad aumentativa. 3) Otra, por la que el cuerpo viviente se conserva en su ser y proporción; y a esto se orienta la facultad nutritiva.
¿En donde podemos encajar que para que un alma pueda orar, ser consciente e interceder necesita de un cuerpo? Acaso dentro de las potencias del alma vegetativa está el orar?
Después de esto, ¿seguiremos pensando que un muerto en el cielo no tiene capacidad de interceder por nosotros, si esto lo hacía en la tierra? Analizando que el alma es la que lo hace, se podrá pensar que en el cielo, donde ya no están sujetos al tiempo y al espacio, no lo pueden hacer estando en plena presencia de Dios?
Luego, nos queda responder a las inquietudes sobre cómo podría un santo en el cielo escuchar una plegaria en la tierra si precisamente no es omnisciente ni omnipresente; esto es lo que pregonan los protestantes:
La Biblia no da absolutamente ninguna indicación de que María o los santos puedan escuchar nuestras oraciones. María y los santos no son omniscientes. Aún glorificados en el Cielo, ellos son seres finitos con limitaciones. ¿Cómo es posible que puedan escuchar las oraciones de millones de gente?[10]
Así como erróneamente los protestantes trasladan las características de los muertos en el Sheol al Cielo, así trasladan erróneamente las limitaciones de nuestro tiempo y espacio al Cielo. Suponen entonces, que en el Cielo también se tienen las limitaciones de la Tierra. Aun cuando, en el Cielo también los santos llevan cierta especie de tiempo «por el hecho de que ocurre una sucesión de actos” y Sólo Dios es acto puro, no podemos es creer que están sujetos a las leyes físicas de este mundo[11]
Ejemplos bíblicos hay varios que los que están en el cielo están conscientes de lo que pasa en la tierra:
Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone (Heb 12, 1)
¿A qué testigos se refiere el autor? Si se lee el capítulo 11 de esta carta, podremos darnos cuenta que se refiere a los que habían muerto como modelos de fe. ¿Cómo entonces es posible que se diga que los muertos no son conscientes de lo que pasa en la tierra?
Y echándose tierra sobre su cabeza, llorando y lamentándose, decían:
«¡Ay, ay! ¡La gran Ciudad!
Con su opulencia se enriquecieron todos los que poseían barcos en el mar.
¡Y en una hora ha sido arrasada!»
«Que se alegre el cielo a causa de su ruina, y alégrense ustedes, los santos, los apóstoles y los profetas, porque al condenarla, Dios les ha hecho justicia”. (Ap 18, 1920)
¿Cómo pueden alegrarse los profetas, apóstoles y santos de algo que ha sucedido en la Tierra (la caída de la Babilonia)? Acaso no están dormidos y sin memoria?
Incluso los mismos condenados, los reyes de la Tierra que habían fornicado con la Babilonia, también son conscientes de lo que pasaba en la Tierra:
Los reyes de la tierra, que fornicaron con ella y compartieron su vida lujosa, al ver la humareda del incendio, llorarán y se lamentarán por ella (Ap 18, 9)
Lo importante es que los santos en el Cielo, no logran ser conscientes de lo que sucede en la Tierra o escuchar oraciones humanas por alguna capacidad especial de omnisciencia sino por pertenecer en comunión al Cuerpo de Cristo.
¿Están dormidos?
Uno de los ataques que presenta un sector del protestantismo es que los santos no pueden interceder porque están durmiendo y están inconscientes. De esta forma ellos duermen hasta que sean despertados en la Resurrección final. Así, no hay quien escuche nuestras oraciones.
Cuando se piden citas a un protestante sobre esto traen:
Antiguo Testamento
Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. (Eclo 9, 45)
«Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.» (Dan 12, 2)
Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará? (Sal 6, 5)
«Escondes tu rostro, se turban, Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo. (Sal 104, 29)
«No alabarán los muertos a JAH, Ni cuantos descienden al silencio» (Sal 115:17)
«Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos». (Sal 146, 4)
«Así el hombre yace y no vuelve a levantarse, hasta que no haya cielo, no despertaran… Sus hijos tendrán honores, pero el no lo sabrá; o serán humillados, y (el) no entenderá de ello.” (Job 14, 12.21)
Nuevo Testamento
«Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza».(1 Ts 4, 13)
«Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.» (1 Cor 15, 6)
«Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.» (1 Cor 11, 30)
La forma protestante de argumentar es mostrar una conexión entre la expresión «dormidos» en el Antiguo y Nuevo Testamento. De esta forma las cualidades que ven a los muertos en el AT las aplican al NT:
Las cualidades serían:
Duermen (Ecl 9,5; Dan 12,2; 1Ts 4,13; 1Co 11,30; Jn 11,11)
Nada saben (Ecl 9,5)
Su memoria está en el olvido (Sal 6,5)
Serán despertados (Dan 12,2; Jn 11,11)
Vuelven al silencio (Sal 115,17)
Se les quita el hálito (Sal 104,29)
Perecen sus pensamientos (Sal 146,4)
Ya en partes anteriores explicamos cual era la situación de los que menciona el Antiguo Testamento; entramos ahora a explicar lo que menciona el Nuevo Testamento. Lo primero es considerar lo que enseñó el mismo Cristo, quien no podía enseñar error:
El caso del pobre Lázaro, el rico y Abraham. En el Evangelio de San Lucas hay un ejemplo muy claro sobre este asunto. Cristo nos menciona a un rico y a un pobre llamado Lázaro. Cuando observamos que han muerto, y sin embargo ESTAN CONSCIENTES, cabe preguntarse donde queda entonces el argumento protestante de que están
durmiendo? Veamos qué se dice del rico:
Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan». (verso 24)
El rico sentía que las llamas lo atormentaban. Adicional a eso, además de estar consciente de lo que acontecía con Lázaro, (aun cuando los separaba un abismo) y con su cuerpo, era consciente de lo que pasaba en el mundo terrestre. Veamos:
El rico contestó: «Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento». (verso 28)
El rico es consciente de lo que quedan viviendo sus parientes en la tierra. De esta manera, cuando pregunté a un pentecostal por esta cita y su análisis, me dijo fue que Cristo no estaba enseñando nada ahí, que sólo puso un ejemplo. Pero me pregunté: ¿en qué otro ejemplo, Cristo, utiliza narraciones que contradecían la verdadera doctrina? Cómo sería posible, que si en verdad los muertos nada oyen y nada saben, el rico sabía donde estaba Lázaro, y lo que pasaba con sus parientes?
De todos modos, observemos lo que escribe un Biblista protestante sobre el tema,
llamado William Edwy Vine:
Autor del celebrado Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, fue uno de los grandes eruditos bíblicos EVANGELICOS del siglo XX. Trajo a todas sus obras un nivel de cuidado y precisión exegética raro en cualquier siglo, asegurándose que sus escritos aún hablen a esta generación y las futuras.
Son las distintas palabras usadas para «dormir» en griego. Y cuando se refiere a la raíz que menciona San Pablo en sus escritos dice:
A2 Verb Strong’s Number: g2837 Greek: koimaomai Asleep, Sleep:
is used of natural «sleep,» Mat 28:13; Luk 22:45; Jhn 11:12; Act 12:6;
Aquí se usa para sueño natural
of the death of the body, but only of such as are Christ’s; yet never of Christ Himself,
though He is «the firstfruits of them that have fallen asleep,» 1Cr 15:20; of saints who
departed before Christ came, Mat 27:52; Act 13:36; of Lazarus, while Christ was yet
upon the earth, Jhn 11:11; of believers since the Ascension, 1Th 4:1315; Act 7:60; 1Cr
7:39; 11:30; 15:6, 18, 51; 2Pe 3:4.
Note: «This metaphorical use of the word sleep is appropriate, because of the similarity
in appearance between a sleeping body and a dead body.
El uso «metaforico» de la palabra dormir es apropiado por la similaridad en
apariencia entre un cuerpo durmiendo y un cuerpo muerto.
Restfulness and peace normally characterize both. The object of the metaphor is to
suggest that, as the sleeper does not cease to exist while his body sleeps, so the dead
person continues to exist despite his absence from the region in which those who remain
can communicate with him, and that, as sleep is known to be temporary, so the death of the body will be found to be. . . .
….El objeto de la metáfora es sugerir que los que duermen no dejan de existir
mientras sus cuerpos duermen, así la persona muerta continua existiendo a pesar
de su ausencia de la region en la cual, quienes quedan pueden comunicarse con
el y, como se sabe el sueño es temporal por la muerte del cuerpo que encontró.
«That the body alone is in view in this metaphor is evident.
Que el cuerpo son está en vista de la metafora es evidente.
(a) from the derivation of the word koimaomai, from keimai, to lie down (cp.
anastasis, resurrection, from ana, ‘up,’ and histemi, to cause to stand); cp. Isa
14:8, where for ‘laid down,’ the Sept. has ‘fallen asleep;
(b) from the fact that in the NT the word resurrection is used of the body alone;
(c) from Dan 12:2, where the physically dead are described as ‘them that sleep
(Sept. katheudo, as at 1Th 5:6) in the dust of the earth,’ language inapplicable to
the spiritual part of man; moreover, when the body returns whence it came, Gen
3:19, the spirit returns to God who gave it, Ecc 12:7.
Donde la muerte física se describe COMO QUE ELLOS DUERMEN en el polvo
de la tierra, lenguaje inaplicable a la parte espiritual del hombre, donde el
cuerpo regresará de donde vino y el espíritu retorne a Dios que lo dio.
«When the physical frame of the Christian (the earthly house of our tabernacle, 2Cr
5:1) is dissolved and returns to the dust, the spiritual part of his highly complex
being, the seat of personality, departs to be with Christ, Phl 1:23. And since that
state in which the believer, absent from the body, is at home with the Lord, 2Cr 5:6
9, is described as ‘very far better’ than the present state of joy in communion with
God and of happy activity in His service,
everywhere reflected in Paul’s writings, it is evident the word ‘sleep,’ where applied
to the departed Christians, is not intended to convey the idea that the spirit is
unconscious. . . .
Donde se refleja en los escritos de Pablo, es evidente que la palabra
«dormir» donde aplicada a la partida de los cristianos NO INTENTA
TRANSMITIR LA IDEA QUE EL ESPIRITU ES INCONSCIENTE.
[*From Notes on Thessalonians, by Hogg and Vine. p. 172.]
Esto lo dice un erúdito bíblico evangélico y va de frente contra lo que me dijo el
Pentecostal.
En conclusión, «dormir» es una expresión metafórica utilizada para comparar el estado del cuerpo muerto con el estado del cuerpo dormido, pero no para que quieras hacer ver que el alma quedó inconsciente, donde la única cita que menciona «inconciencia» la tomas de Eclo 9:5 cuando los muertos iban al Sheol y Cristo no nos había redimido.