La Unidad del Cuerpo de Cristo
La Iglesia comparada con el cuerpo de Cristo arroja una luz sobre la relación íntima entre la Iglesia y Cristo. No está solamente reunida en torno a Él: siempre está unificada en Él, en su Cuerpo. Tres aspectos de la Iglesia "cuerpo de Cristo" se han de resaltar más específicamente: la unidad de todos los miembros entre sí por su unión con Cristo; Cristo Cabeza del cuerpo; la Iglesia, Esposa de Cristo.
Todos los bautizados formamos en Cristo un solo Cuerpo. Esta realidad debemos incluso visualizarla bajo el plan de Dios. Leyendo a San Pablo encontramos algo bien interesante:
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.
Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos:
reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano —según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad—a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido.
Varias veces en el pasaje podemos leer la expresión «en el”. No podemos ignorar esto, pues nosotros simplemente no pensamos que estamos en la Tierra por nuestra cara bonita; hay algo más profundo en los designios de Dios, nosotros fuimos creados en Cristo y por medio de su abundancia recibimos toda clase de bendiciones.
Así, si estamos ordenados a Cristo. Nuevamente San Pablo lo expresará:
Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades:
Todo fue creado por medio de él y para él. Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
Para dar cumplimiento a este designio de amor, Dios en Cristo nos ha unido por medio de su Espíritu Santo, quien opera en los Sacramentos:
Los creyentes que responden a la Palabra de Dios y se hacen miembros del Cuerpo de Cristo, quedan estrechamente unidos a Cristo:
La vida de Cristo se comunica a los creyentes, que se unen a Cristo, muerto y glorificado, por medio de los sacramentos de una manera misteriosa pero real.
Esto es particularmente verdad en el caso del Bautismo por el cual nos unimos a la muerte y a la Resurrección de Cristo (cf Rm 6, 4 5; 1 Co 12, 13), y en el caso de la Eucaristía, por la cual, «compartimos realmente el Cuerpo del Señor, que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros» (LG 7).
Los cristianos al ser bautizados quedamos incorporados a Cristo y unidos a él. De este modo, todos somos un solo Cuerpo en donde Cristo es la Cabeza (Col 1, 18).
¿Qué nos produce ser parte del Cuerpo de Cristo?
El Bautismo es el que nos introduce al Cuerpo Místico de Cristo, bien lo dice San Pablo:
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo —judíos y griegos, esclavos y hombres libres— y todos hemos bebido de un mismo Espíritu (1 Cor 12, 13).
La Mediación de Cristo
El principal texto con que los protestantes creen desvirtuar la intercesión de los santos en el Cuerpo de Cristo es:
«Hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre» (1 Tim 2,5).
¿Qué es un mediador?
Un mediador es alguien que media entre dos, pero aún más, quien tiene como lograr obtener el favor.
La Mediación de Cristo como mediador único no se puede entender como un simple rogar, como un simple suplicar a Dios que se conmueva del hombre y los restaure a la gracia.
La verdadera mediación de Cristo consiste en entregarse él mismo y con su sangre lograrnos la Redención; esto es importante para no imaginarse por un solo instante que los católicos igualamos la mediación única de Cristo con la intercesión ante él que hacen los santos y la Virgen María.
La Iglesia reconoce esta única mediación del misterio de Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador.
La Comunión de los Santos
La Comunión de los Santos enseñada por la Iglesia, donde los que han muerto en comunión con Cristo y están unidos a él por su gracia interceden por nuestras