Comunion de los Santos. Parte 2
La unidad del Cuerpo de Cristo
e) La Única mediación de Cristo
d) La unidad del Cuerpo de Cristo
Leemos en el Catecismo:
789 La comparación de la Iglesia con el cuerpo arroja un rayo de luz sobre la relación íntima entre la Iglesia y Cristo. No está solamente reunida en torno a Él: siempre está unificada en Él, en su Cuerpo. Tres aspectos de la Iglesia «cuerpo de Cristo» se han de resaltar más específicamente: la unidad de todos los miembros entre sí por su unión con Cristo; Cristo Cabeza del cuerpo; la Iglesia, Esposa de Cristo.
Todos los bautizados formamos en Cristo un solo Cuerpo. Esta realidad debemos incluso visualizarla bajo el plan de Dios. Leyendo a San Pablo encontramos algo bien interesante:
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.
Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos:
reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano —según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad—a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido.(Ef1, 3 13)
Varias veces en el pasaje podemos leer la expresión «en el”. No podemos ignorar esto, pues nosotros simplemente no pensamos que estamos en la Tierra por nuestra cara bonita; hay algo más profundo en los designios de Dios, nosotros fuimos creados en Cristo y por medio de su abundancia recibimos toda clase de bendiciones. Así, si estamos ordenados a Cristo. Nuevamente San Pablo lo expresará:
Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades:
Todo fue creado por medio de él y para él. Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.(Col 1, 15 17)
Ya San Pablo no dirá que fuimos creados en él solamente sino que también dirá que «para él”. Si nuestra finalidad es Cristo y para él fuimos creados, es entonces claro que estamos llamados a estar en unión con él por medio de su gracia. Este es el orden de Dios, y es la nuestra finalidad (Ef 1, 3)
Para dar cumplimiento a este designio de amor, Dios en Cristo nos ha unido por medio de su Espíritu Santo, quien opera en los Sacramentos:
790 Los creyentes que responden a la Palabra de Dios y se hacen miembros del Cuerpo de Cristo, quedan estrechamente unidos a Cristo: «La vida de Cristo se comunica a los creyentes, que se unen a Cristo, muerto y glorificado, por medio de los sacramentos de una manera misteriosa pero real» (LG 7). Esto es particularmente verdad en el caso del Bautismo por el cual nos unimos a la muerte y a la Resurrección de Cristo (cf Rm 6, 4 5; 1 Co 12, 13), y en el caso de la Eucaristía, por la cual, «compartimos realmente el Cuerpo del Señor, que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros»(LG 7).
Los cristianos al ser bautizados quedamos incorporados a Cristo y unidos a él. De este modo, todos somos un solo Cuerpo en donde Cristo es la Cabeza(Col 1, 18).
¿Qué nos produce ser parte del Cuerpo de Cristo?
El Bautismo es el que nos introduce al Cuerpo Místico de Cristo, bien lo dice San Pablo:
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo —judíos y griegos, esclavos y hombres libres— y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. (1 Cor 12 13)
Así que lo gramos formar UN SOLO CUERPO(Rom 12, 5 6), esto es algo hermoso, pues no importa cuan distintos seamos, todos por la gracia bautismal formamos un solo cuerpo con Cristo como Cabeza. Esta unión al Cuerpo de Cristo por el Bautismo, nos injerta a él (Rom 6) Algo muy hermoso para contemplar es que esa unión al Cuerpo de Cristo por el Bautismo no se pierde jamás, pues la gracia bautismal viene de Dios no del hombre, por lo cual es un sello indestructible. Para que podamos comprender hasta donde llegan los efectos de esta unión con Cristo, San Pablo nos dirá en su carta a los Romanos:
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva.
Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección.(Rom 6, 4 5)
El ser parte del Cuerpo del Cristo en estos momentos nos lleva a que siendo fieles y constantes también nos identificaremos con él en la Resurrección, la cual ocurrirá al final del los tiempos. Quiere decir que aun muriendo, aun perdiendo el cuerpo material, aun dejando esta vida, seguimos injertados a Cristo por el Bautismo, y por tal seguimos formando UN SOLO CUERPO. Por eso, la Iglesia enseña que tanto los que han muerto como los que vivimos estamos íntimamente unidos EN CRISTO JESUS. Mientras que para otros credos, esta unión es tan débil que se rompe con la muerte, aun cuando Cristo la venció, para nosotros los católicos está unión es eterna porque fue operada por el propio Espíritu Santo en el Bautismo, por virtud de los méritos de Cristo.
Ahora sí, podemos entender por qué San Pablo expresó:
¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría.(1 Cor 12, 26)
Los santos en el cielo, siendo testigos, conscientes de lo que sucede en la Tierra, y aun más, por ser parte del mismo Cuerpo de nosotros, pueden interceder por nuestras necesidades; a menos que alguno aquí considere que ser parte del Cuerpo de Cristo se pierde al morir.
e) La Única mediación de Cristo
El principal texto con que los protestantes creen desvirtuar la intercesión de los santos en el Cuerpo de Cristo es:
«hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre» (1 Tim 2,5).
Una página protestante expresa:
No hay nadie más que pueda ser mediador ante Dios por nosotros. Si Jesús es EL ÚNICO mediador, eso indica que María y los santos no pueden ser mediadores. Ellos no pueden ser mediadores de nuestras peticiones en oración a Dios. Más aún, la Biblia nos dice que
Jesucristo Mismo está intercediendo por nosotros ante el Padre «por lo cual (Jesucristo) puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” (Hebreos 7:25). Con Jesús Mismo intercediendo por nosotros,
¿por qué necesitamos que María o los santos intercedan por nosotros? [12]
Hay varias cosas que tenemos que aclarar sobre este texto de San Pablo:
¿Qué es un mediador?
Un mediador es alguien que media entre dos, pero aún más, quien tiene como lograr obtener el favor. Para analizar este enfoque no podemos quedarnos con definiciones de diccionario, sino debemos ubicar la realidad del hombre y el papel de Cristo en la salvación de la Humanidad y de la instauración de una nueva Alianza.
Salvador del género humano
El hombre ha perdido la comunión con Dios por culpa del pecado, la muerte ha entrado a la humanidad y el hombre nunca será capaz de recuperar ese estado nuevamente por más que lo intente. Es por eso, que Dios Padre en su infinito amor decide enviar a Cristo a salvarnos:
Porque Dios no envió a su Hijopara juzgar al mundo,sino para que el mundo se salve por él.(Jn 3, 17)
El Catecismo nos enseña:
457 El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: «Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados» (1 Jn 4, 10).»El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo» (1 Jn 4, 14). «El se manifestó para quitar los pecados» (1 Jn 3, 5):
Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdida la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera.
Encerrados en las tinieblas, hacía falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa, or. catech. 15).
Y la Constitución Gaudium et Spes expresa:
Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado.
Cordero inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida. En El Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2,20).Padeciendo por nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además abrió el camino, con cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido.(GS 22, CVII)
¿No podía Dios salvarnos sin tener que enviar a su Hijo uniendo una naturaleza humana a su naturaleza divina? Claro que podía hacerlo, pero Dios nos da su muestra más grande de amor precisamente con este acto:
El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores? (Rom 8, 32)
Es una forma de decirnos, ¿si les envié a mi propio Hijo por amor a ustedes, qué no podré concederles? Así que la primera acción de esa venida de Cristo es la salvación del género humano. Y eso se logra según muestra San Pablo:
Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos.Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas.En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia.Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida.(Rom 5, 15 18)
En el lenguaje paulino, la realidad humana de Cristo se realza; es una manera clara de San Pablo de mostrarnos que la encarnación de Cristo, su vida, su pasión y su muerte no fueron un espejismo, fueron una realidad[13]. Realmente Cristo padeció en su carne por nosotros, y San Pablo nos muestra que como hombre nos logró la reconciliación con Dios.
La mediación de Cristo como hombre, no se puede entender como un simple rogar, como un simple suplicar a Dios que se conmueva del hombre y los restaure a la gracia. La verdadera mediación de Cristo consiste en entregarse él mismo y con su sangre lograrnos la Redención; esto es importante para no imaginarse por un solo instante que los católicos igualamos la mediación única de Cristo con la intercesión ante él que hacen los santos y la Virgen María. La Iglesia reconoce esta única mediación; cito un artículo del Padre Juan
Carlos Sack sobre un documento magisterial:
Es también frecuente la tesis que niega la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de Jesucristo. Esta posición no tiene ningún fundamento bíblico. En efecto, debe ser firmemente creída, como dato perenne de la fe de la Iglesia, la proclamación de Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador, que en su evento de encarnación,
muerte y resurrección ha llevado a cumplimiento la historia de la salvación, que tiene en él su plenitud y su centro[14].
¿Enseña la Iglesia Católica que hay muchos mediadores ante el Padre? NUNCA.
¿Podría a estas alturas del estudio algún lector, siquiera insinuar que la Comunión de los Santos enseñada por la Iglesia, donde los que han muerto en comunión con Cristo y están unidos a él por su gracia interceden por nuestras necesidades, se refiere a que ellos nos logren de parte del Padre la Redención? Eso jamás, y San Pablo es muy claro al colocar que hay UN SOLO MEDIADOR, porque nadie nos pudo devolver la amistad con Dios que no fuera Cristo Jesús. Es importante dejar claro esto, para no revolver la intercesión de los santos con la única mediación de Cristo. Y más aún, que se recalque que fue Cristo HOMBRE, para expresar que quien murió en la Cruz no fue una apariencia o una sombra sino realmente el Hijo de Dios hecho carne (Jn 1, 14).
Portador de una Nueva Alianza
Pero Cristo, además de lograrnos la Redención del género humano, logró anular la primera Alianza y traernos una nueva. Desde muchos siglos antes, Dios había anunciado que traería una nueva Alianza, debido a la imposibilidad de la primera por culpa del pecado del hombre contra la Ley.
Llegarán los días —oráculo del Señor— en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño —oráculo del Señor—.
Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días — oráculo del Señor—: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: «Conozcan al Señor». Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo del Señor
—. Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado (Jer 31, 31 34)
Así que Dios, en vista de la transgresión del hombre con la primera Alianza decide darnos una nueva y definitiva; en el lenguaje del NT ya se ve la caducidad de la primera Alianza:
Pues si aquella primera [Alianza] fuera irreprochable, no habría lugar para una segunda. Al decir nueva, declaró anticuada la primera; y lo anticuado y viejo está a punto de cesar.(Heb 8, 7.13)
La encíclica Lumen Gentium resumirá en palabras muy hermosas esta realidad de Nueva Alianza para todos.
Nueva alianza que estableció Cristo, es decir, el Nuevo Testamento en su sangre (cf. 1 Cor., 11,25), convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles que se condensara en unidad no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera un nuevo Pueblo de Dios[15]
Ya no seremos cobijados en esta Nueva Alianza por la circuncisión sino por el Bautismo y la Fe en Cristo (Col 2, 11 12)
Testamento y testador
Dentro de este punto, es importante entender qué es un testamento y por cuanto tiempo tiene validez. San Pablo lo explica muy bien referido al matrimonio en su carta a los Corintios, y luego la Carta a los Hebreos nos hará profundizar este misterio de fe:
La mujer permanece ligada a su marido mientras este vive; en cambio, si muere el marido, queda en libertad para casarse con el que quiera. Pero en esto, debe ser guiada por el Señor.(1 Cor 7, 39)
El Matrimonio funciona igual que un testamento; el hombre había roto su juramento de la Primera Alianza el cual había hecho a Yahvé:
Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.»Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.»
Fue, pues, Moisés y convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todas estas palabras que Yahveh le había mandado.
Todo el pueblo a una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh.» Y Moisés llevó a Yahveh la respuesta del pueblo. (Ex )
El judío le había prometido a Dios que cumpliría la Alianza hecha con él en el Sinaí, pero el judío la rompió pervirtiéndose en el pecado. ¿Qué implicación tiene esto? Pues que cuando en un testamento o alianza se rompe por falta de uno, sólo la muerte puede anular dicha Alianza y evitar que sean aplicadas las consecuencias de dicha falta; esto es lo que se dirá en la carta a los Hebreos de la mediación de Cristo:
Por eso es mediador de una nueva Alianza; para que, interviniendo su muerte para remisión de las transgresiones de la primera Alianza, los que han sido llamados, reciban la herencia eterna prometida.
Pues donde hay testamento se requiere que conste la muerte del testador, ya que el testamento es válido en caso de defunción, no teniendo valor en vida del testador.(Heb 9,15 18).
Así que si la Alianza antigua se había invalidado por culpa de quien prometió cumplirla, era necesaria su muerte para poder anular su efecto; es por eso que Dios, al no querer que el hombre muriera como consecuencia de esa trasgresión, decide tomar su lugar y morir por él, lo que la Escritura muestra en varias partes (1 Cor 5, 21); (1 Pe 2, 24), (Gal 1, 4)
Nuevamente, la única mediación de Cristo no contradice la intercesión de los santos, ya que la Iglesia no enseña que nadie fuera de Cristo se hizo mediador de la Nueva Alianza.
¿Entonces por qué los protestantes quieren revolver las citas? Y más curioso aún es ver dos argumentos protestantes que se contradicen entre sí:
Cuando los católicos expresamos que los muertos pueden interceder por nuestras oraciones debido a que en vida también se hace, entonces ellos refutan diciendo que sólo se puede hacer en vida y que es válida sólo en vida
Pero cuando usan la cita de San Pablo para decir que si Cristo es el único mediador ya no hace falta que nadie más interceda, ni María ni lo santos, entonces,
¿Cómo es que si consideran válida la intercesión en vida si Cristo es el único mediador?
Al respecto miremos una página evangélica que expresa
:Instrucciones Apostólicas Sobre la Oración 1a Timoteo 2:1 8
Diversos tipos de oración:
Rogativas
Oraciones
Peticiones
Acciones de gracias
Podemos ver que cada tipo de oración tiene un enfoque específico.
Jesucristo el supremo intercesor.
Hay un solo Dios.
Hay un solo mediador entre Dios y los hombres.(Reconocen esta verdad bíblica)
Jesucristo Hombre.
El principio del corazón limpio.
Quiero que los hombres oren en todo lugar.
Levantando manos santas.
Sin ira ni contienda.
Así que si queremos tener éxito en la batalla espiritual debemos ser persistentes en la oración, nadie que tenga una vida tibia de oración podrá lograr algo importante y poderoso en su ciudad.
DEFINICIÓN DE LA INTERCESIÓN.
El intercesor es el que escucha los planes de Dios y los cubre en oración hasta su cumplimiento.
Un intercesor es el que se pone en la brecha a favor del pueblo.
C. Peter Wagner en su libro: «Sus dones espirituales pueden ayudar a crecer su iglesia” define el don de intercesión de la siguiente manera:
El don de intercesión es la capacidad especial que da Dios a ciertos miembros del cuerpo de Cristo de poder orar por largos períodos de tiempo de modo regular y ver respuestas frecuentes y específicas a sus oraciones, en un grado mucho mayor de lo que se espera de un cristiano corriente. (No se supone que Jesús es el único que intercede?)
EL LLAMADO A LA INTERCESIÓN.
EL PRINCIPIO DEL CORAZÓN LIMPIO (Sal. 51:10)
¿Quién es un intercesor? Es una persona a la que Dios le habla sus secretos(No se supone que Jesús es el único que intercede?) , para que los cubra en oración. Cuanto más limpio este nuestro corazón, mejor podemos oírle, y cuanto más nos hable, más efectivas serás nuestras oraciones. Dios nunca podrá quitarnos algo sin que le demos nuestro consentimiento.
Como puede notar, los evangélicos aun sabiendo que Cristo es el único mediador, sí permiten que haya intercesores, por lo que su argumentación finalmente se reduce a que estén vivos o no. En este texto no hay ningún problema en que alguien más, interceda ante Dios por las necesidades de otro.
Finalmente, si la única mediación de Cristo anulara la oración de intercesión, independientemente que sea de vivos o no, entonces San Pablo estaba muy equivocado y los protestantes son los que tienen la razón. Dice una página:
La pregunta es, ¿por qué tienen que orar a otra persona, cuando el Dios del universo está en el cielo esperando oír oraciones para darles respuesta?
Supuestamente los llamados «santos» interceden ante el Padre por nosotros. Pero ya hemos visto que Jesucristo es nuestro único intercesor. Por tanto, sugerir lo contrario es sólo una tradición de hombres[16]
Pero a pesar de esto, San Pablo expresa:
Hermanos, orad por nosotros. (1Tes 5,25)
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros (2Tes 3,1)
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres (1Tim 2,1)
Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones(Rom 1,9)
con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos (Ef 6:18)
Así que estimado lector, se nota claramente la contradicción protestante en negar la intercesión de unos por otros alegando la única mediación de Cristo, y al mismo tiempo negar la intercesión de los muertos alegando a que sólo se hace en vida en la Biblia.