Cómo podemos vivir el amor en acción en el mundo actual
» Porque así como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe que no produce obras está muerta» St 2,26
Comenzamos nuestro tema con un hermoso fragmento de la carta del apóstol Santiago a las comunidades cristianas, donde el discípulo reafirma lo que el maestro le enseñó con obras, y es que cuánto importan las obras para nuestra vida. Un amigo una vez me dijo que «Dios cree más en lo que haces que en lo que dices» y ciertamente el poder de nuestras acciones es lo que genera cambios en nuestra sociedad y en nuestro mundo.
Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión
Éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros para este milenio en el que vivimos. Para ello, de manera previa debemos promover una espiritualidad de comunión entendida como la capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como «uno que me pertenece». Esto nos permite saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, intuir sus deseos y atender a sus necesidades.
Descubriendo el don de la caridad
Desde el siglo XIX se ha planteado una objeción contra la actividad caritativa de la Iglesia, incluso criticada. La solidaridad se ofrece como sustituta, cómoda y aceptable por todos. Pero ¿la solidaridad conlleva amor incondicional por el otro, está enraizada en el Amor plural, universal e incondicional de Dios?
“Los pobres”, se dice, “no necesitan obras de caridad, sino de justicia”. Pero la verdad es que el amor caritas siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa. No hay orden, por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor.
Descubriendo las obras corporales de misericordia
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales.
1. Dar de comer al hambriento
Dar de comer al hambriento no es dar lo que nos sobra, sino adecuar nuestros hábitos de consumo a las necesidades reales. Debe ser un trabajo a largo plazo para permitir que futuras generaciones tengan alimento para vivir.
2. Dar de beber al sediento
La agua encierra un gran significado simbólico en la Biblia. Dar de beber al sediento implica un trabajo a largo plazo para permitir que futuras generaciones tengan agua para vivir, pero también es una oportunidad para dar de beber a Cristo hoy en aquel hombre o mujer que tiene sed.
3. Vestir al desnudo
El vestido se convierte en una urgencia y donde de manera prioritaria, hay que vestir en el más estricto sentido de la palabra. Sin embargo, hay algo mucho más grave que no vestir al desnudo: es el desnudar al vestido, es despojar la dignidad de una persona, es despojar su intimidad, es reducirlo a un objeto.
4. Acoger al forastero
Hoy más que nunca debemos responder de manera contundente y generosa al sufrimiento de tantos hombres, mujeres y niños que se encuentran a merced de acontecimientos dramáticos y que llaman a nuestras puertas para ser acogidos como uno más.
5. Asistir a los enfermos
La vida de Jesús, sobre todo en los tres años de su ministerio público, ha sido un incesante encuentro con las personas, especialmente con los enfermos. ¡Cuántas páginas de los Evangelios narran estos encuentros!
6. Visitar a los presos
El Papa Francisco nos invita a todos a ser «forjadores de nuevos senderos» en la solidaridad con los demás, ayudando a los que han estado en prisión a formar de nuevo parte activa de la sociedad.
7. Enterrar a los muertos
El enterrar a los muertos es obligación del hombre. Sin embargo, el hecho de despedir a alguien que muere, de acuerdo con nuestra fe cristiana, es un acto de amor y misericordia.
Conclusión
Si nos pidiesen resumir los evangelios en una palabra, esa sería «AMOR». Ese amor que en Corintios 13 Pablo nos lo describe como la clave de la felicidad y la puesta al padre, tomando palabras de Romanos: » La misericordia no hace nada malo al prójimo; la misericordia, pues, es la manera de cumplir la Ley.» (Rom 13,10)
En muchas traducciones la palabra misericordia es también sustituida por la palabra «AMOR» y es que eso es la misericordia: amor en su máxima expresión humana. Es por ello que las obras corporales de misericordia no son más que amor en acción. Te animo a seguir el ejemplo de Jesús y que te atrevas a romper los esquemas del mundo para seguir los preceptos de Dios.
Que Jesús te bendiga y María madre de misericordia te acerque cada vez más a su hijo... Sigamos juntos viviendo por Jesús.