Advocaciones Marianas
Así como el apóstol San Juan se llevó a la Virgen María a su casa por encargo de Jesucristo al pie de la cruz, de la misma manera, no existe un hogar católico donde sus moradores no la hospeden en el corazón. La Virgen María simboliza esta acción al tener en sus hogares la hermosa imagen de ella en alguna de las muchas advocaciones con que se le aclama y recurre a su valiosa intercesión con infinidad de títulos.
Ante el fervor mariano de la fe católica, se presenta el afán de sectas para acabar con él. Todos los sectarios conocen que la devoción de nuestro pueblo a la Virgen María es una de las barreras más difíciles de derribar. Ellos conocen que todo aquel católico que abandona su veneración a nuestra Madre del Cielo ya fácilmente se incorporará a esos grupos destructivos.
Las Advocaciones de la Virgen María
Se conoce como advocaciones a las distintas formas de nombrar o referirnos a la Santísima Virgen. Es común que muchos cristianos, por falta de información, confundan esos distintos nombres con distintas santas o "virgencitas". La Madre de Jesús es la Virgen María, y los católicos solían "apodarla" de distintas maneras según el lugar donde se halla instalada la devoción o según la circunstancia.
La Devoción Popular y la Cultura
La devoción popular o religiosidad popular está presente en el culto litúrgico y en los sacramentales de la Iglesia, donde se fusionan fe cristiana, valores humanos, cultura antropología e historia de los pueblos, además del sentido espiritual personal de cada creyente. Es bueno recordar que a Dios se le rende culto de latría o adoración, a la Virgen se le rinde culto de hiperdulía o veneración, a San José de protodulía y a los santos de dulía.
La Enseñanza de la Iglesia
San Epifanio aclaraba la diferencia entre el verdadero culto a Dios y la verdadera devoción a la Virgen María: "Sea María honrada. Sean Padre, Hijo, y Espíritu Santo adorados, pero que ninguno adore a María".
Esta misma enseñanza es la que actualmente recoge el Catecismo de la Iglesia Católica: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lc 1, 48). "La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano" (MC 56).
La Religiosidad Popular
Toda cultura, todo pueblo según las formas congéniales a su realidad propia elabora una piedad popular ligada a las manifestaciones cultuales. "La religiosidad popular es una experiencia universal: en el corazón de toda persona, como en la cultura de todo pueblo y en sus manifestaciones colectivas, está siempre presente una dimensión religiosa."
Pero estas expresiones no siempre mantienen una cierta relación con la revelación cristiana. Por esto es necesario también reconocer los límites que puede tener, como la falta de algunos elementos esenciales de la fe cristiana, la desproporción entre el culto a los santos frente a la centralidad del culto a Cristo, el escaso conocimiento de la Sagrada Escritura, el distanciamiento de la práctica sacramental y del compromiso cristiano entre otros.
La Importancia de la Devoción Mariana en el Mundo y en Latinoamérica
Durante la historia de la Iglesia se han ido acumulando una cantidad enorme de diversas advocaciones marianas. El ejemplo de la Virgen del Pilar, la Guadalupe, Coromoto, Lourdes, Fátima, Aparecida, Luján, entre miles de otras advocaciones, demuestran la labor maternal de María, que se tomó muy en serio el mandato de su Hijo en la cruz.
La Devoción Guadalupana en México
La advocación guadalupana ha sido adoptada profundamente por los mexicanos, y sigue trascendiendo fronteras. Ella es patrona de México, ha sido nombrada emperatriz de América y de las Filipinas. El cuadro de la Virgen es tan extraordinario que incluso los estudios de científicos de la Nasa han descubierto cosas en él que asombran cada vez más a la humanidad.
Conclusión
Es la esperanza de que al profundizar en el conocimiento de María, Madre de Dios y Madre nuestra, aprendamos a amarla y respetarla, dándole su lugar junto a su Hijo Jesucristo y nunca sobre él. Seguirla llamando NUESTRA MADRE en la advocación que cada uno en su corazón desee manifestarle.