¿Por qué se bautiza a los niños?
Un asunto de fe y salvación
Dios nos ha dado el don del bautismo, un sacramento que nos deja marcados con su sello indeleble. En Hechos 19.5 encontramos un ejemplo de personas que se tuvieron que bautizar dos veces. El apóstol Pablo encontró a un grupo de discípulos en Éfeso, quienes admitieron que fueron bautizados “en el bautismo de Juan” (Hch 19.3). Luego el versículo cinco dice: “cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”.
Aunque estas personas ya se habían bautizado, debían bautizarse de nuevo porque en su bautismo faltaba algo. Es cierto que fueron bautizados por inmersión y que fue “para perdón de pecados” (Mc. 1.4); pero su bautismo no se hizo en el nombre de Jesucristo como lo enseña Hechos 2.38; 10.48 y 19.5. Tampoco se habían bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y de Espíritu Santo (Mt. 28.19). Ya que en su primer bautismo faltaba algo esencial, tuvieron que bautizarse otra vez.
La Didaché y el bautismo en la Iglesia primitiva
La Didaché es un texto valioso que nos da información sobre las prácticas católicas en el bautismo. En ella se describe el bautismo por inmersión y por infusión:
“Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva [corriente]. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con caliente. Si no tuvieres una ni otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros que puedan. Al bautizando, empero, le mandarás ayunar uno o dos días antes.” (Didaché 7,1-4)
Este texto es relevante porque algunas denominaciones protestantes han entendido que sólo es válido el bautismo por inmersión. Argumentan que la palabra “bautismo” es una romanización (bapto o baptizo) cuyo significado es «lavar» o «sumergir», y eso implica que la forma de bautizar ha de ser de esa manera. Sin embargo, el texto de la Didaché demuestra que para los primeros cristianos el significado de la palabra no establecía una manera fija para la administración del sacramento y que este podía variar de acuerdo a las circunstancias.
El bautismo en la Iglesia Católica
El Código de Derecho Canónico establece que el bautismo es un sacramento que nos deja marcados con el sello indeleble de Dios. Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de san Juan, destinado a los pecadores, para “cumplir toda justicia” (Mt 3,15).
“¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Rm 6,3-4; cf Col 2,12).
El bautismo de niños
Los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-14). La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento (cf CIC can. 867; CCEO, can. 681; 686,1).
La autoridad del sacerdote en el bautismo
El sacerdote no es solo un ministro del bautismo, sino que tiene la autoridad que Cristo ha dejado a su iglesia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Con esta autoridad, el sacerdote desciende y cae la gracia y es sepultado sumergido en el Espíritu Santo.
La iglesia y el bautismo de sectas
La Iglesia reconoce el bautismo de las sectas porque es el Espíritu Santo quien desciende para bautizar. El agua es un elemento de infusión, y solamente se vuelve a bautizar cuando la fórmula no es correcta, cuando no se bautiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La renovación de los ritos bautismales
Si se bautizan una secta en la Iglesia Católica, ya no se vuelve a bautizar. Lo que se hace es una complementación de ritos bautismales o una renovación de los ritos bautismales, que es la presentación a la comunidad como hijo de Dios, cómo católico y su nombre reconocido también en la comunidad. En ese sentido, se hace también en la profesión de fe para que él pueda aceptar como adulto esa fe. También puede recibir los demás sacramentos como la confirmación, la confesión y la unción a los enfermos.