Consejos evangélicos
“Hablo Yahveh a Moisés, diciendo: Habla a toda la comunidad de los israelitas y diles: Sed santos porque YO, Yahveh, vuestro Dios, soy santo”. (Lev. 19,1-2). Este mismo principio, pero sublimado al llamar a Dios “Padre” nos lo dejo Cristo como norma apremiante de excelencia: “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.” (Mt. 5,48). Una perfección que jamás lograremos pero constituye un avanzar por el camino de la perfección.
1.1. CRISTO PERFECCIONÓ LA LEY:
En el evangelio de San Mateo leemos que Cristo manifestó un respeto absoluto por la Ley, pero fue decidida su intención de ir más allá de los límites morales y espirituales del Decálogo. Él vino a liberarnos de la esclavitud del pecado y de la servidumbre de la Ley: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.” (Mt. 5,17). Descubriremos los llamados “Consejos Evangélicos” que son una serie de advertencias que sin llegar a la imposición de la Ley vinieron a completar los fundamentos de la vida interior del hombre hasta llevarlo a sentir y vivir realmente el ser hijo de Dios. Abarcan una serie de observaciones, advertencias, avisos, que van desde lo común de la vida ordinaria temporal hasta lo propiamente del campo espiritual en orden a la Salvación.
1.2 CONSEJOS PARA LA VIDA TEMPORAL:
Tienen por objeto hacer más fácil la convivencia entre los hombres mediante la comprensión recíproca y la aceptación mutua de virtudes y defectos y el espíritu de mutuo servicio, tales como estos:
a) Ser sano de mente: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso…” (Mt. 6,22-23).
b) Ser recto en los juicios: “No juzguéis para que no seáis juzgados por que con el juicio que juzguéis seréis juzgados…” (Mt. 7,1-5).
c) Ser respetuosos del derecho ajeno: “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacedlo también vosotros a ellos.” (Mt. 7,12).
d) Ser pacifico: “pues Yo os digo, no resistáis al mal, antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra” (Mt. 5,39).
e) Ser condescendiente: “Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto…” (Mt. 5,40-41).
f) Ser dadivoso: “A quien te pida da…” (Mt. 5,42).
g) Ser generoso: “Pues Yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen” (Mt. 5,44).
h) Ser sencillo: “Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto… porque todo el que se ensalce, será humillado y el que se humille será ensalzado” (Lc. 14,8-11)
i) Ser bienhechor: “No hay árbol bueno que de fruto malo y a la inversa no hay árbol malo que dé frutos buenos… porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lc. 6,43-45).
j) Ser desprendido: “Mirad y guardaos de toda codicia, porque aun en la abundancia, la vida no está asegurada por sus bienes” (Lc. 12,15)
k) Ser indulgente: Si tu hermano peca, repréndele; si se arrepiente, perdónale…” (Lc. 17,3-4).
l) Formarse con solidez: “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edifico su casa sobre la roca…” (Mt. 7,24-27).
1.3 CONSEJOS PARA LA VIDA ESPIRITUAL:
a) Conversión acerca del Reino de Dios: “Convertíos, porque el Reino de los cielos ha llegado” (Mt. 4,17 Ver Lc. 18,17).
b) Tender a la perfección: ““Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.” (Mt. 5,48).
c) Ser reservado: “Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha…” (Mt.6,3-4).
e) Ser desapegado: “No os amontonéis tesoros en la tierra… Porque donde este tu tesoro, allí estará tu corazón” (Mt. 6,19-21). “Nadie puede servir a dos señores…”(Mt. 6,24).
f) Tener confianza: “No andes preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?…Pues ya sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de todo eso” (Mt. 6, 31-32). “Pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y os abrirá…(Mt. 7,7-11).
g) Los dos caminos: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición…” (Mt. 7,13-14.21).
h) Formación Apostólica: Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en mi amor” (Jn. 15,10; ver también Mt. 10,16; Lc. 12;11-12; Mc. 8,34-38; Lc. 18,28-30; Lc. 10,16 y Jn. 15,4-6).
1.4 LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS POR EXCELENCIA:
Han recibido el nombre de Consejos de Perfección Cristiana y son: Pobreza voluntaria, La castidad Perpetua y la Obediencia Perfecta. Se les llama así porque se anteponen a las tres concupiscencias de nuestra naturaleza desviada: La de los ojos, llamada codicia; la de la carne, llamada lujuria y la de la Soberbia o Apetito de mando.
a) La Pobreza Voluntaria: Recomienda el Señor el abandono de las riquezas. (Mt.19,21 y Mt.24,45-47). Nuestra familia es el trozo del reino de Dios en la tierra que nos ha encomendado, debemos darle la comida a su tiempo con la debida medida haciendo rendir los ingresos aun para dar a los demás que lo necesitan.
b) Castidad perpetua: Dice el Señor: “Hay eunucos que nacieron así del seno materno y hay eunucos hechos por los hombres y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda” (Mt. 19,12). Explica aquí a los que tendenciosamente quieren hacer creer que es imposible al ser humano la abstención del uso del sexo. La castidad en el casado siendo fiel a la entrega que hicieron ambos cónyuges por el compromiso matrimonial; en el soltero o viudo mediante la abstención total de todo contacto extramatrimonial (1 Cor. 7,1s).
c) Obediencia Perfecta: La manera de conseguir doblegar la soberbia de nuestro “Yo” levantisco es sujetando libremente la propia voluntad imitación de Cristo, quien: “Se humillo a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz” (Fil. 2,8). La perfecta negación de sí mismos es, como Cristo, renunciar a la voluntad. Todos tenemos a alguien a quien obedecer en todo momento. El Cristiano obedece por agradar a Dios.
1.5 CONSEJOS EVANGÉLICOS. (CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA).
914 «El estado de vida que consiste en la profesión de los consejos evangélicos, aunque no pertenezca a la estructura de la Iglesia, pertenece, sin embargo, sin discusión a su vida y a su santidad» (LG 44).
915 Los consejos evangélicos están propuestos en su multiplicidad a todos los discípulos de Cristo. La perfección de la caridad a la cual son llamados todos los fieles implica, para quienes asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada, la obligación de practicar la castidad en el celibato por el Reino, la pobreza y la obediencia. La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza la
«vida consagrada» a Dios (Cf. LG 42-43; PC 1).
918 «Desde los comienzos de la Iglesia hubo hombres y mujeres que intentaron, con la práctica de los consejos evangélicos, seguir con mayor libertad a Cristo e imitarlo con mayor precisión. Cada uno a su manera, vivió entregado a Dios. Muchos, por inspiración del Espíritu Santo, vivieron en la soledad o fundaron familias religiosas, que la Iglesia reconoció y aprobó gustosa con su autoridad» (PC 1).
920 Sin profesar siempre públicamente los tres consejos evangélicos, los ermitaños, «con un apartamiento más estricto del mundo, el silencio de la soledad, la oración asidua y la penitencia, dedican su vida a la alabanza de Dios y salvación del mundo» (CIC, can. 603 1).
921 Los eremitas presentan a los demás ese aspecto interior del misterio de la Iglesia que es la intimidad personal con Cristo. Oculta a los ojos de los hombres, la vida del eremita es predicación silenciosa de Aquél a quien ha entregado su vida, porque Él es todo para él. En este caso se trata de un llamamiento particular a encontrar en el desierto, en el combate espiritual, la gloria del Crucificado.
922 Desde los tiempos apostólicos, vírgenes (Cf. 1 Co 7, 34-36) y viudas cristianas (Cf. Vita consecrata, 7) llamadas por el Señor para consagrarse a El enteramente (Cf. 1 Co 7, 34-36) con una libertad mayor de corazón, de cuerpo y de espíritu, han tomado la decisión, aprobada por la Iglesia, de vivir en estado de virginidad o de castidad perpetua «a causa del
Reino de los cielos» (Mt 19, 12).
928 «Un instituto secular es un instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad, y se dedican a procurar la santificación del mundo sobre todo desde dentro de él» (? CIC can. 710).
929 Por medio de una «vida perfectamente y enteramente consagrada a [esta] santificación»
(Pío XII, const. ap. «Provida Mater»), los miembros de estos institutos participan en la tarea de evangelización de la Iglesia, «en el mundo y desde el mundo», donde su presencia obra a la manera de un «fermento» (PC 11). Su «testimonio de vida cristiana» mira a «ordenar según Dios las realidades temporales y a penetrar el mundo con la fuerza del Evangelio». Mediante vínculos sagrados, asumen los consejos evangélicos y observan entre sí la comunión y la fraternidad propias de su «modo de vida secular» (? CIC, can. 713, 2).
Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica e Instituto de Formación Para Laicos al Servicio de Pastoral Parroquial (IFPLSPP) Leccion 45 de Primer Grado “Los Consejos Evangélicos.