El evangelio de la prosperidad
El Evangelio de la prosperidad tiene su origen en El Movimiento «Palabra de Fe» de raíz pentecostal. Creen que a Dios no hay que pedirle las cosas, por ejemplo que sane a tal o cual persona, sino que hay que «creer» y decir (confesión positiva) y las cosas serán hechas, la persona será sanada con sólo declarar su sanidad.
De ahí derivó a lo que se llama el «Evangelio de la Prosperidad» que pretende que ya no sólo hay que «confesar» sanidades sino también bienes materiales a fin de obtenerlos.
Por lo general los pastores de este movimiento cometen muchos abusos al prometer prosperidad a sus oyentes a cambio de que éstos donen bienes para los «ministerios» (o sea la propia organización del pastor).
La pobreza es del diablo. Macedo, creador de la Secta: “Iglesia Universal del Reino de Dios” promueve el “Evangelio de la prosperidad”, diciendo: “Yo no sigo a un Dios pobre. Si su Dios es pobre, es porque sus pensamientos son pobres. La pobreza es del diablo; no de Dios».
Mario Justino, un ex-pastor, quien escribió un libro sobre el grupo (“In the Corridors of the Kingdom”) alega que muchos de los ministros son charlatanes y viven con lujo con el 2 a 10% de las colectas semanales.
Esta secta pide a sus feligreses muchísimo dinero con la promesa que van a ser bendecidos por Dios en esta vida y ser salvados de las llamas del infierno en la otra (Time, 11 marzo de 1996, p. 13).
Según las enseñanzas de la Oración Fuerte las personas pueden tener dos clases de fe: fe natural o fe sobrenatural.
Para ellos la fe natural consiste en la confianza en Dios solamente, pero que duda de que Dios puede hacer milagros económicos. La fe sobrenatural es la que confía en que Dios puede multiplicar el dinero y las posesiones materiales, y afirman que ésta es la fe que agrada a Dios
Negocio con Dios: los pastores de la prosperidad
¿Qué es la teología de la prosperidad?
Más de la mitad de los cristianos de las iglesias neopentecostales en América Latina pertenecen a esta corriente, aunque no conozcan su nombre. En Estados Unidos casi el 20 por ciento de los evangélicos pentecostales confiesan ser parte de este movimiento. Con grandes resistencias por parte del mundo protestante y pentecostal, los pastores que centran su predicación en el dinero y la prosperidad material, son los que más crecen entre los más pobres y se han vuelto un verdadero escándalo entre los cristianos.
Para comprender este fenómeno, observemos la entrevista dirigida a Miguel Pastorino, secretario para América Latina de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), y especialista en el tema, quien en estos días ha sido invitado por teólogos protestantes en Uruguay para abordar este complejo y preocupante movimiento.
¿En qué consiste la llamada «Teología de la Prosperidad»?
— Miguel: Es una corriente que comenzó en los años 50 y 60 en algunas comunidades y predicadores vinculados al neopentecostalismo en Estados Unidos. Con los años ha cambiado mucho y en la actualidad está cada vez más presente en los nuevos ministerios de impronta pentecostal, especialmente entre los que han alcanzado mayor presencia en los medios de comunicación. Consiste en una doctrina del negocio con Dios, donde las prédicas son abiertamente materialistas y se propone la avaricia como un camino de santidad. Enseñan que si Dios es el dueño del mundo, un hijo suyo tiene derecho a reclamarlo todo. Interpretan los textos bíblicos donde se prometen bendiciones de Dios como si se tratara siempre de prosperidad económica, generando una lógica de intercambio con Dios: «Si ofrendas con generosidad, Dios será generoso contigo, pero si no prosperas, es por tu falta de fe». Se considera que la persona que posee muchos bienes es «un bendecido de Dios», por lo cual los pastores de estas iglesias, no tienen reparo en hacer alarde del lujo en el que viven y enseñar a buscar la riqueza como sinónimo de salvación.
¿Y la pobreza cómo la interpretan?
— Miguel: Ser pobre es un pecado para ellos, o en todo caso es la consecuencia de la falta de fe y de amistad con Dios. Enseñan que si uno es «socio» de Dios, a uno no le puede ir mal en materia económica. Pero si se vive en la pobreza es por culpa de uno mismo y de su falta de «siembras» o alianzas con Dios.
El nivel escandaloso al que ha llegado este movimiento, ha sido objeto de crítica, no solo de la mayoría del mundo evangélico y pentecostal, sino de autores que en un comienzo la defendían, como Peter Wagner, quien llamó a esta corriente «codicia desenfrenada».
¿Cómo es que consiguen que las personas donen tanto dinero?
— Miguel: Hay personas que dan de lo que no tienen, y se endeudan por esperar una prosperidad del cielo que nunca llega. Se utilizan técnicas de manipulación psicológica, inducción a verdaderas crisis histéricas, donde las personas después de estar horas cantando y escuchando prédicas, sistemáticamente se les pide una ofrenda y cada vez más grande. En la forma de pedir se enseña que «Dios está esperando que le demuestres tu fe», «Dios no te ha bendecido porque no te arriesgas por él», y cosas por el estilo. Les gritan: «Muéstrale a Dios cuánto confías en él». Hay personas que han entregado sus ahorros, su casa y su coche. Muchas veces son personas desesperadas que han perdido su trabajo o que tienen muchas deudas, o casos donde tienen un hijo con una enfermedad terminal y les enseñan que solo se sanará cuando Dios pruebe su fe a través de su generosidad.
¿Las personas que asisten suelen ser personas muy pobres?
–Miguel: Apuntan a todos los públicos posibles. Debemos quitarnos el prejuicio de que los manipulables son solo personas con escasa formación académica o muy pobres económicamente. Cualquier persona en una situación de vulnerabilidad, sin importar su profesión, puede ser víctima de este tipo de manipulación. Someten a sus fieles a un constante desafío de entregar sus bienes, por pocos que sean, a cambio de beneficios espirituales y materiales.
¿Con qué sectas podemos identificar esta corriente?
— Miguel: Es complejo, porque esta mentalidad es mayoritaria en los grupos neopentecostales, pero no en todos. Incluso hay algunos carismáticos católicos, con escasa formación, que han leído autores de esta teología y ha penetrado así en algunos grupos de oración. Lo cierto es que la mayoría de estos grupos tienen grandes cadenas televisivas, y las sectas más controvertidas en América Latina con este tema son «La Iglesia Universal del Reino de Dios», conocida también como «Pare de Sufrir», y la iglesia «Dios es Amor» fundada por David Miranda en Brasil. Luego la lista se complejiza, pero puede verse a algunos de los nuevos «apóstoles» de la prosperidad con este discurso, como Kenneth Copeland, Creflo Dollar, Paula White, Cash Luna o Guillermo Maldonado, entre otros.
No debemos identificar injustamente esta mentalidad con todo el neopentecostalismo, que es muy diverso y complejo en sus teologías y formas de vivir la fe. Pero lo cierto es que está siendo un fenómeno contagioso entre los neopentecostales.
¿Hay algún otro elemento que quisiera destacar?
— Miguel: Sí, el autoritarismo. Estos mismos líderes religiosos, combinan esta mentalidad con un autoritarismo muy fuerte, donde exigen «sujeción» total de sus fieles, ya que el pastor expresa la voluntad de Dios, incluso en la vida privada y por lo tanto en el criterio del uso de los bienes personales. Suelen hacer prédicas donde humillan con ironía a sus fieles, tratándolos de «estúpidos» por no comprender las enseñanzas de Dios. Se ha convertido en un antievangelio donde se premian la soberbia y la codicia en el pastor.
¿Qué piensan los teólogos evangélicos y católicos al respecto?
–Miguel: No se necesita mucho discernimiento teológico para entender que este movimiento se opone al Evangelio y es un verdadero escándalo moral para todos los cristianos. Es cierto que los teólogos protestantes y evangélicos denuncian con más insistencia este tema por afectarlos más de cerca, pero se escuchan críticas desde todas las confesiones. La Palabra de Dios está llena de citas donde se condena el amor al dinero y se advierte con dureza sobre la codicia de los pastores. Les recomiendo leer los capítulos 3 y 6 de la carta a Tito, aunque alcanzaría con conocer un solo evangelio para darse cuenta de la aberración que supone adherir a la teología de la prosperidad. La secta New Age comparte con la teología de la prosperidad, la anulación del molesto prójimo que es considerado culpable de su propia pobreza o desgracia.
¿Por qué cree que se extiende tanto actualmente esta mentalidad?
–Miguel: Porque vivimos en una época donde domina la mentalidad tecnoeconómica y consumista en todos los aspectos de la vida, donde las relaciones humanas han sido colonizadas por lógicas comerciales, como si fueran puras transacciones. Y la relación con Dios ha entrado en esta lógica de intercambio y de uso para los propios intereses. Se cambia el modo de pensar y el de vivir, y esto afecta también al modo de vivir la fe, inevitablemente. Se ofrece así un dios a medida de los consumidores, según los esquemas dominantes, donde para cada problema hay una solución a su debido precio. A esto habría que sumarle el fomento del pensamiento mágico y la situación de vulnerabilidad social en tantos países, donde muchos desean hacerse «mágicamente» ricos y vivir según los modelos de vida impuestos culturalmente. La teología de la prosperidad es una manifestación exagerada y caricaturesca de una tentación recurrente: la de querer hacer negocios con Dios, olvidando que en Jesucristo, no hay negocio posible. La lógica del Evangelio va en la dirección contraria a este materialismo y nos invita a mirar más allá de nuestros egoísmos.
¿Puede un católico entrar a los «Hombres de Negocios del Evangelio Completo»?
Milagros, sanación, liberaciones y el optimismo de hombres empresarios que
«Esta asociación es una organización laical (de seglares). Incluye a hombres de negocios (los dirigentes son industriales muy ricos) que se han propuesto el objetivo de la evangelización del mundo y de extender el mensaje del Bautismo del Espíritu Santo y de la curación de los enfermos, tal como es entendido por los pentecostales, en círculos no pentecostales.
La asociación ha contribuido grandemente a la propagación de las ideas pentecostales en el mundo.
Es también sumamente crítica de las denominaciones pentecostales por su estrechez de miras. Los predicadores, sin embargo, de las iglesias pentecostales reprochan a la asociación estar moldeada en su estructura y en sus métodos de propaganda por la eficacia empresarial moderna más que por la guía del Espíritu.
En efecto el insuperable optimismo de estos hombres de negocios es incomprensible para el no americano, por ejemplo cuando dicen que la persona llena del Espíritu Santo tendrá más suerte, hará mejores tractores y camiones que sus competidores, vivirá en una casa mejor, y aún jugará mejor al golf que la persona no convertida o no bautizada por el Espíritu Santo»…(W. Hollenweger, «The Pentecostals», edición inglesa de 1973).
Un poco de historia y su significado
La fraternidad imternacional de Hombres de Negocios del Evangelio completo, FGBMFI( Full Gospel Busines Men Fellowship International) y en español FIHNEC (Fraternidad internacional de hombres de negocios del evangelio completo), fue fundada en el estado de california, en el año 1952 por un armenio americano, Domes Shakarian.
Este hombre fue llamado y movido por Dios a realizar la primera reunión en la Cafetería Clifton en Los Angeles, California; con el propósito de reunir hombres de negocios de la localidad, a quienes pidió en su oportunidad que compartieran su testimonio personal de lo que Dios había hecho en sus vidas. En esa reunión se encontraban profesionales, técnicos, empresarios y comerciantes y los relatos de estos hombres eran impactantes, ya que narraban sobre la realidad de Jesucristo en sus vidas, en sus familias y en sus negocios.
¿Qué significa fraternidad internacional de hombres de negocios del evangelio completo?
Fraternidad: suelen reunirse periódicamente como una hermandad, en lugares públicos como hoteles, restaurantes y cafeterías. Donde narran sus experiencias con Dios a través de testimonios.
Internacional: Aseguran estar en más de 164 naciones de los cinco continentes. A los “capítulos” asisten hombres de diferentes nacionalidades y, la organización no tiene barreras religiosas, sociales, económicas ni culturales.
Hombres de negocios: porque todos los miembros de la organización se dedican a una actividad productiva como empresarios, obreros, profesionales, técnicos, comerciantes, industriales, militares, etc., pero no a los ministerios del sacerdocio o de pastor.