Prefiguración de la Virgen María en el Antiguo Testamento
Muchas veces a la Virgen María la tenemos por desconocida y no consideramos que la Sagradas Escrituras la mencionan desde el origen. Lo podemos observar por medio de lo que se conoce como el protoevangelio Génesis 3, 15 “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te herirá en la cabeza, mientras tú le herirás en el talón.”
San Agustín decía que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo, y que el Antiguo se hace patente en el Nuevo. De esta manera, la Iglesia ha sabido leer los libros del Antiguo Testamento en una luz siempre creciente. La Revelación de Dios ha sido progresiva hasta alcanzar su culmen en Cristo. Pero incluso después de Cristo, iluminada por el Espíritu Santo, la Iglesia camina hacia la verdad plena. Así, la Esposa de Cristo va descubriendo todo el contenido de verdades salvadoras que estaban encerradas en la Escritura y la Tradición de la Iglesia.
También el Concilio Vaticano segundo en su numeral 55, de la constitución dogmática Lumen gentium nos dice: “La Sagrada Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento y la venerable Tradición, muestran en forma cada vez más clara el oficio de la Madre del Salvador en la economía de la salvación y, por así decirlo, lo muestran ante los ojos. Los libros del Antiguo Testamento describen la historia de la Salvación en la cual se prepara, paso a paso, el advenimiento de Cristo al mundo. Estos primeros documentos, tal como son leídos en la Iglesia y son entendidos bajo la luz de una ulterior y más plena revelación, cada vez con mayor claridad, iluminan la figura de la mujer Madre del Redentor; ella misma, bajo esta luz es insinuada proféticamente en la promesa de victoria sobre la serpiente, dada a nuestros primeros padres caídos en pecado (cf. Gen 3,15). Así también, ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emmanuel (Is 7,14; Miq 5,2-3; Mat 1,22-23). Ella misma sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de Él esperan con confianza la salvación. En fin, con ella, excelsa Hija de Sión, tras larga espera de la primera, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva economía, cuando el Hijo de Dios asumió de ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne.”
Partiendo de estos puntos, se enumeran algunos ejemplos que nos muestran el plan de salvación de la figura de la Virgen María y que nos permitirán entender de la mejor manera posible el papel que ella juega. Para este cometido partiremos de lo que los escritores del nuevo testamento han hablado sobre la Virgen María, ya que ellos son los primeros que pudieron observar las prefiguraciones de las cuales hablaremos aquí, hay que tomar en cuenta, que no se tratarán todas ni se agotara el material, que nos ayude explicar cada uno de estos ejemplos sino que será un punto de partida para ir profundizando más en las escrituras; teniendo en cuenta que para entender el papel de la Virgen María no se puede hacer sin comprender el papel fundamental de Jesucristo nuestro Señor.
Eva*
Cuando se habla de Eva y la Virgen María, hay muchos aspecto a destacar pero en esta ocasión nos detendremos en uno.
El primer Adán luego de la caída del hombre, nombra a su mujer Eva madre de todos los vivientes Génesis 3,20
Siendo Jesús el nuevo Adán, confrontar 1 Corintios 15, 45, quien nos trae la redención, desde el símbolo de la salvación, que es la Cruz, nombra a su madre, la madre de todos los creyentes que se encuentran representados en Juan el discípulo amado.
“Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, le dijo a su madre: -Mujer, aquí tienes a tu hijo.” (San Juan 19,26)
Por tanto, Eva es la madre corporal de todos los vivientes y María la madre espiritual de todos los redimidos.
Sara*
Luego tenemos a Sara que es la madre de Isaac, que es el hijo que Dios le prometió a Abraham, que iba a ser entregado en sacrificio.
“Entonces le dijo. -Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio, sobre un monte que yo te indicaré.” (Génesis 22:2)
Pensemos un momento en el dolor y el sufrimiento que causó esta petición de Dios, tanto a Abraham como a Sara.
Hoy vemos como la Virgen María ve a su Jesús, su único hijo, camino al sacrificio de la cruz, donde es entregado por el Padre, para la redención del mundo entero.
“Y, cargando con la cruz, salió hacia el lugar que se llama la Calavera, en hebreo Gólgota.” (San Juan 19,17)
Por esta y otras razones, vemos en Sara una prefiguración de la Virgen Maria.
Yael, esposa de Jeber*
“Sísara huyó a pie hasta la tienda de Yael, esposa de Jéber, el quenita, pues había un acuerdo de paz entre Yabín, rey de Jasor, y la casa de Jéber, el quenita. Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo. -Acércate, señor mío, acércate aquí; no tengas miedo. Él se acercó a su tienda y ella le cubrió con una manta. Él le dijo. -Dame, por favor, un poco de agua, que estoy sediento. Ella abrió un odre de leche, le dio de beber y lo cerró. Él le dijo. -Quédate a la entrada de la tienda, y si alguno viene y te pregunta si hay alguien aquí, dile que no. Yael, la esposa de Jéber, tomó una estaca de la tienda y, agarrando un martillo, se dirigió sigilosamente hacia él; apoyó la estaca en su sien y la clavó hasta la tierra. Él, que estaba profundamente dormido por el cansancio, murió. Mientras Barac iba en persecución de Sísara, Yael salió a su encuentro para decirle. -Ven, y te mostraré al hombre que buscas. Se dirigió hacia ella y, efectivamente, Sísara yacía allí muerto con la estaca clavada en su sien.” (Jueces 4:17-22)
Este pasaje nos trae a la memoria inmediatamente el protoevangelio de Génesis 3, 15, en el cual se nos relata que una mujer y su Simiente aplastará la cabeza del enemigo en este caso ha sido Sísara que es el enemigo de Israel y Yael al tener la oportunidad destruye a su enemigo, ella entrega al enemigo ya derrotado a Barac, que es uno de los jueces de Israel, al ver a su enemigo ya Derrotado tanto Débora como Barac entonan un canto de júbilo, que incluye una frase que coincide con la pronunciada por Santa Isabel en el Evangelio de San Lucas la cual es la siguiente: “¡Bendita sea entre las mujeres Yael, la esposa de Jéber, el quenita; sea bendita entre todas las mujeres de su tienda!” (Jueces 5:24)
Podemos encontrar este pasaje en San Lucas 1,42 “y exclamando en voz alta, dijo: -Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.”
Estos son algunos ejemplos de las prefiguraciones que podemos encontrar en el Antiguo Testamento sobre la Virgen María, que nos van mostrando que el papel fundamental que juega ella en el plan de salvación de la humanidad. Nosotros debemos de estudiar las Escrituras alrededor a Jesús, pero sin olvidar aquellos personajes que tienen un papel fundamental en el plan de salvación.