El culto a los santos en la Iglesia Católica
Muchas veces se objeta a la Iglesia Católica por su creencia en el culto a los santos, especialmente entre los seguidores del movimiento protestante. Sin embargo, antes de explorar este tema, es importante tener algunos conceptos previos que nos ayuden a entender mejor la realidad.
La adoración y la latría
Según la Biblia, solo debemos adorar a Dios (Lc 4,8). La palabra griega "latría" (λατρεια) se refiere a la adoración o culto, y en la teología católica se utiliza para describir la forma más alta de reverencia, que solo se debe dirigir a Dios. Sin embargo, cuando se extiende este término a otros objetos, degenera en idolatría (εἰδωλολατρία), que consiste en tributar culto a algo divinizándolo.
La adoración en espíritu y verdad
La adoración es un acto que se rinde a la persona o cosa que se considera divina. Según la Biblia, debemos adorar "en espíritu y en verdad" (Jn 4:23-24). Esto significa que debemos adorar con lo más hondo de nuestro ser, requiriendo nacer de nuevo, tener la mente centrada en Dios y renovada en él, y tener un corazón puro, abierto y arrepentido.
La veneración y la dulía
La veneración no tiene como fin a personas o cosas, sino a Dios. Puede ser destinada a los santos, la Virgen María, San José o a los bienes materiales que les pertenecieron. La dulía (δουλεια) se refiere a la predisposición a la servidumbre o disposición a la sumisión, y es un término utilizado para describir el respeto que se les debe a los santos por su dignidad, virtudes y bienaventuranza en Dios.
La historia del culto a los santos
El culto a los santos se remonta a los comienzos de nuestra fe. En los documentos más antiguos de la literatura cristiana, se puede ver que ya en los primeros tiempos de la Iglesia se tributaba un culto a los mártires y a sus reliquias. La Iglesia canoniza a los santos, dando testimonio y sanción de que ejercitaron sus virtudes de un modo heroico y que actualmente gozan de Dios en el cielo.
La piedad popular y la devoción
La piedad popular es un fenómeno social que se produce en la región donde se da, y no es contradictorio con el culto oficial prestado por la Iglesia Católica. La devoción se refiere a la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico, y es la irresistible atracción hacia una idea, persona o ser vivo.
Conclusión
Es cierto que la adoración debe ser dada a Dios, pero también es verdad que en la historia del cristianismo han existido hombres y mujeres a quienes llamamos santos que dejaron un gran ejemplo de vida y que ello exige respeto y deferencia hacia ellos. Este respeto debe ser guiado por la Iglesia y no confundido con la latría o sus excesos.