Jesús, el camino de la vida
Es fundamental para la vida de fe entender que Jesús es el camino, la verdad y la vida. En el diccionario, encontramos varias definiciones para la palabra "camino":
Vías de tierra y direcciones
- Vía de tierra por donde se transita habitualmente: Asaltarán el camino que comunica dos aldeas.
- Jornada, viaje, recorrido o ruta: Todavía nos queda un largo camino por recorrer.
- La dirección que ha de seguirse para llegar a un lugar: Para llegar a tu casa debes tomar el camino a la derecha.
- Medio para hacer o conseguir alguna cosa: Jesús es el camino de la Gloria.
Según Juan 14, 4-6, Jesús nos dice que "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Esto nos hace reflexionar sobre nuestra obligación como cristianos de ser como la zarza en la que se posa el ángel de Yavé, y que es el Fuego de Dios que llama la atención de muchos.
El método de lograr la vida eterna
La palabra griega "Hē hŏdŏs" se traduce como el camino, pero también significa el método o la manera de lograr la vida eterna. Esto nos lleva a entender que el camino que nos propone Jesús es su propia vida.
El camino de Jesús
Jesús pasó por este mundo haciendo el bien, como dijo el apóstol (Hechos 10,38). Su estilo de vida fue de humildad, negándose a sí mismo para compadecerse del más necesitado, del enfermo, del marginado y más aún de restaurar a la mujer en su condición de mujer como tal (Gal 3, 28). Seguir a Jesús es hacer su vida, es seguir ese camino de humillación y servicio.
El camino del mal y la mundanidad
Por el contrario, el camino del maligno nos lleva a la mundaneidad, a esa vanidad y orgullo, a ese éxito a pesar de todo. Tenemos que aprender muy bien que significa ser seguidores de Cristo, que significa ser ese camino que él nos propuso, el camino justo de la vida cristiana.
La importancia de la congruencia y coherencia
Verifiquemos constantemente si en realidad tenemos la congruencia y coherencia, si somos personas que le damos a nuestra vida de fe ese camino verdadero que es Cristo. Tomando nuevamente las palabras del Papa Francisco, hemos de recordar que algunos parecen cristianos momias, momias espirituales que no pueden ni hacer el bien ni el mal, vagabundos porque andamos de un lado al otro sin rumbo, testarudos porque queremos imponer nuestro criterio y no el de Jesús. Podemos desviarnos del camino, sucede, no es importante el equivocarse, sino más bien volver a ese camino que es nuestra meta.
El camino de la cruz y del amor
Pero el camino de Jesús, concluye el Papa, está lleno de consuelos y de gloria, pero también de la cruz, pero siempre con la paz en el alma. Con Cristo vamos a encontrar la paz, pero él nunca nos va a dejar en paz, tenemos que pedir al Espíritu Santo, que nos enseñe a caminar siempre en ese camino del bien, que nos indique cuál es la meta, nosotros vamos hacia la patria celestial, hacia la Gloria, ese es nuestro camino, por eso somos una Iglesia peregrina, una Iglesia que camina en este mundo, eso sí, con una meta muy clara: Con los ojos puestos en aquel que murió por nosotros en la cruz.
La confianza en el amor de Dios
Confiemos en el amor de Dios, porque ese amor de Dios es el que nos va a guiar y nos va a dar la fuerza, confiemos que así como Cristo se humilló por cada uno de nosotros, nosotros nos vamos a dejar humillar por el mundo, sabiendo que ese mundo no nos va a dominar, no nos va a vencer, que lo que vivamos en este mundo lo vamos a poner en la misma cruz con Cristo. Cristo es el camino, tenemos que vivir como él vivió, tenemos que vivir el camino del amor y de la cruz, y nos puede tocar vivir ese camino de la cruz.
La vida eterna
El cristiano no está exento de vivir la humillación, el dolor y el sufrimiento, la gran diferencia es que en Cristo y con Cristo ese dolor va a ser más liviano, más sencillo. Si tú no conoces el dolor, si no vives el dolor, si no vives la Cruz, no vives la humildad de Cristo estamos mal. Si Cristo se hace mi camino, puedo pisar ese camino, puedo pasar por él, nuestra meta la vida eterna.