Creo en la comunión de los santos
Uno de los dogmas de fe de la Iglesia católica es la comunión de los Santos, el cual afirma que el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia está compuesto de la iglesia triunfante, la iglesia purgante y la iglesia militante. La Iglesia triunfante son todos aquellos que ya han muerto, se han salvado y completamente purificados están en comunión completa con Dios. La Iglesia purgante son todos aquellos, que aunque ya han muerto y están salvados y destinados al cielo, todavía no se encuentran completamente purificados. Y la iglesia militante somos todos aquellos miembros del cuerpo de cristo que estamos con vida sirviendo a nuestro Señor aquí en la tierra.
Dice El Catecismo de la Iglesia Católica en los numerales 946-948 lo siguiente:
946 Después de haber confesado «la Santa Iglesia católica», el Símbolo de los Apóstoles añade «la comunión de los santos». Este artículo es, en cierto modo, una explicitación del anterior: «¿Qué es la Iglesia, sino la asamblea de todos los santos?» (San Nicetas de Remesiana, Instructio ad competentes 5, 3, 23 [Explanatio Symboli, 10]: PL 52, 871). La comunión de los santos es precisamente la Iglesia.
947 «Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros […] Es, pues, necesario creer […] que existe una comunión de bienes en la Iglesia. Pero el miembro más importante es Cristo, ya que Él es la cabeza […] Así, el bien de Cristo es comunicado […] a todos los miembros, y esta comunicación se hace por los sacramentos de la Iglesia» (Santo Tomás de Aquino, In Symbolum Apostolorum scilicet «Credo in Deum» expositio, 13). «Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común» (Catecismo Romano, 1, 10, 24).
948 La expresión «comunión de los santos» tiene, pues, dos significados estrechamente relacionados: «comunión en las cosas santas [sancta]» y «comunión entre las personas santas [sancti]».
Sancta sanctis [lo que es santo para los que son santos] es lo que se proclama por el celebrante en la mayoría de las liturgias orientales en el momento de la elevación de los santos dones antes de la distribución de la comunión. Los fieles (sancti) se alimentan con el cuerpo y la sangre de Cristo (sancta) para crecer en la comunión con el Espíritu Santo (Koinônia) y comunicarla al mundo.
Más adelante se nos explica más detallada la comunión entre la Iglesia del cielo y la de la tierra en los numerales 954-959. Ahí podemos comprender a profundidad lo que es la Intercesión de los Santos y citamos.
954 Los tres estados de la Iglesia. «Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando «claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es»» (LG49):
«Todos, sin embargo, aunque en grado y modo diversos, participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo y cantamos el mismo himno de alabanza a nuestro Dios. En efecto, todos los que son de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en Él» (LG 49).
955 «La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales» (LG 49).
956 La intercesión de los santos. «Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad […] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra […] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (LG 49):
«No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida» (Santo Domingo, moribundo, a sus frailes: Relatio iuridica 4; cf. Jordán de Sajonia, Vita 4, 69).
Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).
957 La comunión con los santos. «No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios» (LG 50):
«Nosotros adoramos a Cristo porque es el Hijo de Dios; en cuanto a los mártires, los amamos como discípulos e imitadores del Señor, y es justo, a causa de su devoción incomparable hacia su rey y maestro; que podamos nosotros, también, ser sus compañeros y sus condiscípulos (Martirio de san Policarpo 17, 3: SC 10bis, 232 [Funk 1, 336]).
958 La comunión con los difuntos. «La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos; «pues es una idea santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados» (2 M 12, 46)»» (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.
959 En la única familia de Dios. «Todos los hijos de Dios y miembros de una misma familia en Cristo, al unirnos en el amor mutuo y en la misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia» (LG 51).
Una vez leído estos numerales del Catecismo de la Iglesia Católica, podemos ver que La Intercesión de los Santos nada tiene que ver con falsas acusaciones que se nos hace; a veces por ignorancia y otras por prejuicio. Más allá de todo señalamiento negativo, La Intercesión de los Santos es una gracia proporcionada por Dios, para mantenernos fortalecidos como El Cuerpo Místico de Cristo, que es La Iglesia. Como podemos ver, por medio de la comunión de los santos, vemos la imagen viva de Cristo en los ejemplos de vida de los santos. Así se cumplen las palabras del Apóstol San Pablo en I Corintios, 11, 1 Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo. Esperamos que esta información nos ayude a aclarar cualquier duda y que sea de bendición para todos. Que pasen un excelente día y que Dios los continúe bendiciendo.