¿Sólo la Iglesia Católica canoniza santos?
Iglesia primitiva
La Iglesia afirma, desde sus orígenes, siguiendo la tradición judaica, que sólo Dios es santo. Sin embargo, por el hecho del bautismo y la adopción que conlleva, los cristianos son asociados y llamados a la santidad, que es una vocación universal.
El apóstol Pablo designaba como santos a los cristianos que vivían en una ciudad determinada, expresando la santidad como el estado de comunión con Dios, en la Iglesia, por el bautismo. Poco a poco, la noción de santo se iría ampliando, y numerosas personalidades locales de la Iglesia primitiva y de las nuevas poblaciones cristianizadas adquirirían la reputación de la santidad.
La veneración de los santos fue una característica de los primeros cristianos, que oraban y pedían la intercesión de los mártires. De entre las devociones que figuran en los primeros siglos del cristianismo se encuentra la de María, madre de Jesucristo: el papiro Rylands 470, cuyo original se conserva en la Biblioteca Universitaria John Rylands, contiene la oración Bajo tu amparodirigida a ella como Theotokos. Otro testimonio de la devoción a María y a los santos son las pinturas en la catacumbas de Santa Priscila.
los santos forman la llamada Iglesia triunfante e interceden ante Jesucristo por la humanidad, por los vivos en la Tierra y por los difuntos en el Purgatorio: es la llamada comunión de los santos
Los santos inscritos en el martirologio romano son los declarados por la Iglesia católica como indudablemente presentes en el Cielo y, por tanto, pueden ser objeto del culto público, el llamado culto de dulía, a diferencia del culto de latría, que no debe dirigirse más que a Dios. Una excepción en estas categorías del culto representa la Virgen María, receptora de la hiperdulía que se celebra en los lugares de apariciones marianas.
Iglesia ortodoxa
La santidad es para la Iglesia ortodoxa una participación en la vida de Cristo, y los santos son llamados así en la medida en que son cristóforos, es decir, suficientemente obedientes a la figura de Cristo como para representar fielmente su imagen, ser su icono.
La Iglesia Ortodoxa ignora la noción de bienaventurado; la palabra equivale a santo. Tampoco conoce el proceso de canonización o el número mínimo de milagros para ser proclamado santo. Cuando la veneración de la memoria de un difunto se extiende entre los fieles, el sínodo de la Iglesia afectada se reúne en torno al primado(patriarca o arzobispo) y estudia la cuestión de la santidad de la persona. Sucede con frecuencia que para entonces ya han sido pintados iconos en su memoria. Cuando la santidad es proclamada, se determinan los días (pueden ser uno o varios) de fiesta litúrgica y se adopta un himno en su honor. El canon iconográfico del santo comienza entonces a elaborarse. En el calendario ortodoxo, el día consagrado a la memoria de todos los santos es el primer domingo después de Pentecostés.
Anglicanismo
En la Comunión anglicana y en el Movimiento anglicano de Continuación, a partir de su fundador Enrique VIII de Inglaterra, el tratamiento de santo se refiere a la persona que ha sido elevada por la opinión popular como persona pía y sagrada. Los santos son considerados modelos de santidad a ser imitados, y como una “nube de testigos” que fortalecen y alientan al creyente durante su viaje espiritual (Hebreos 12:1). Los santos son considerados hermanos mayores en Cristo. Los credos anglicanos oficiales reconocen la existencia de los santos en el cielo.
En cuanto a lo que respecta a la invocación de los santos, uno de los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra “Del Purgatorio” condena la “Doctrina católica concerniente a…(la) invocación de santos” como “una cosa fútil vanamente inventada, sin fundamento en la Escritura, y más bien repugnante a la Palabra de Dios”. Sin embargo, cada una de las 44 iglesias miembro de la Comunión Anglicana son libres de adoptar y autorizar sus propios documentos oficiales, y los Artículos no son oficialmente normativos en todos ellos (p. ej., la iglesia episcopal de los EE.UU., que los relega a “Documentos Históricos”). Los Anglo-Católicos de las provincias anglicanas que usan los Artículos hacen a menudo una distinción entre una doctrina “católica” y una “patrística” con relación a la invocación de los santos, permitiendo la última.
En contextos de la Iglesia alta, tales como el anglo-catolicismo, un santo es generalmente alguien a quien se le atribuye (y a quien generalmente se le ha demostrado) un alto nivel de santidad. Según este uso, un santo no es, por consiguiente, un creyente, sino alguien que ha sido transformado por la virtud. En el catolicismo, un santo es una señal especial de la actividad de Dios. La veneración de los santos a veces es malentendida como adoración, en cuyo caso es denominada con sorna “hagiolatría”.
Algunas iglesias anglicanas, particularmente los anglo-católicos, personalmente piden plegarias de los santos. Sin embargo, tal práctica rara vez se halla en una liturgia anglicana oficial. Ejemplos inusuales se encuentran en la Liturgia Coreana 1938, la Liturgia de la Diócesis de Guinea 1959 y el Libro de la Oración Inglesa Melanesia.
Los anglicanos creen que el único mediador efectivo entre el creyente y Dios el Padre, en términos de redención y salvación, es Dios el Hijo, Jesucristo. El Anglicanismo Histórico ha hecho una distinción entre la intercesión y la invocación de los santos. La primera era generalmente aceptada en la doctrina anglicana, mientras que la última era generalmente rechazada. Algunos, sin embargo, en el Anglicanismo sí piden la intercesión de los santos. Quienes piden a los santos interceder por ellos hacen una distinción entre “mediador” e “intercesor”, y alegan que pedir plegarias de los santos no es diferente en esencia de pedir plegarias a cristianos vivos. Los anglicanos católicos entienden la santidad de una manera más católica u ortodoxa, a menudo pidiendo intercesiones de los santos y celebrando sus fiestas.
Según la Iglesia de Inglaterra, un santo es aquel que está santificado, como se traduce en 2 Crónicas 6:41 de la Versión Autorizada del rey Jacobo:
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(«Y ahora levántate, oh, Señor Dios, hacia tu reposo, tú y el arca de tu fuerza: que tus sacerdotes, oh, Señor Dios, se revistan de salvación, y que tus santos se regocijen en la felicidad!»)
En la Biblia, solamente una persona es expresamente llamada santo: “Cuando en el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el santo del Señor”. (Salmo 106:16). El apóstol Pablo se autodeclaró “menos que el más pequeño de todos los santos” en Efesios 3:8.
Protestantismo
En la Comunión Anglicana, mencionada anteriormente, y en las denominaciones luterana, presbiteriana y metodista, los santos son respetados e incluso existen iglesias con nombres de algunos santos, destacándose entre los luteranos aquellos a los que atribuyen haber jugado un papel importante en su evangelización: santa Brígida en Suecia, san Olaf en Noruega, o entre los metodistas y presbiterianos, de herencia de las Islas Británicas, los de los patrones de esos países, como San Andrés, San Patricio, San Jorge, de los cuatro evangelistas, San Mateo, San Lucas, San Marcos y San Juan, de los doce apóstoles, especialmente San Pedro, y del Apóstol de los gentiles, San Pablo. También hay iglesias de esas denominaciones denominadas “de todos los Santos”.
El resto del protestantismo se distingue especialmente del catolicismo y la ortodoxia por su rechazo del culto de los santos y de sus reliquias. La acepción de la palabra santo como sinónimo de cristiano es la más corriente entre los protestantes, que insisten en la afirmación de que sólo Dios conoce a los que le pertenecen. Por ello, se abstienen de declarar a nadie particularmente santo.
El protestantismo más clásico suele llamar santosa los personajes del Nuevo Testamento, sin que ello dé lugar a ningún culto, no creen en la santidad de los evangelistas, por ello les quitan el Titulo de San. Las posteriores asambleas fundadas por hombres que se hacían a una parte de la doctrina de la iglesia Cristina y bajo nombres como Evangelicos, Pentecostales, TDJ, Adventistas, etc cada cual crea de acuerdo a las denominaciones que se desprenden de ellas y a la interpretación de cada pastor que funda una nueva asamblea. criterios sobre la Santidad muy difíciles de unificar.
Mormone
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fundada y edificada por Joseph Smith reclama que es la misma iglesia que Cristo estableció y que ha sido restaurada en nuestros días en preparación para la segunda venida del Salvador. Y de ahí, como su nombre indica, la Iglesia dice que sólo se diferencia de la Iglesia primitiva en que los santos, o los miembros de la iglesia, viven en estos, los últimos días.
Musulmanes
sí Ejemplo
En el sufismo: Hay santos y santas.
Los santos sufíes buscaron una relación íntima con Alá. Para ello, creían que debían ir más allá de los rituales formales del Islám (orar cinco veces al día, ayunar, peregrinar a La Meca, etc)
Predicaron en cambio que Dios puede encontrarse en todas partes – especialmente en el corazón humano
Como vía para un acercamiento íntimo a Dios consideraban legítimas expresiones del corazón como la música, la poesía y la danza
Muchos de los poetas más famosos del Islám (tales como el persa Rumi o el máximo poeta mogol Ghálib) fueron sabios o simpatizantes sufíes. De la autora sufí Zebunisa (hija del sexto Gran Mogol)
Sufíes hubo que, para expresar aspectos de la relación amorosa con Alá, tomaron como metáfora el vino y el amor de las mujeres
Si bien estos santos eran musulmanes, el pensamiento sufí estaba abierto también a descubrir a Dios (Alá) en las creencias de otras religiones: los sufíes estudiaban los aspectos del budismo o el hinduísmo en los que creían podían detectar componentes de la verdad islámica…
Islámico.
«María es un gran arquetipo místico, espiritual, social y cultural. Es sagrada. En El Corán es la única mujer que aparece con nombre propio, en los 114 capítulos. Su nombre en árabe es Mariam y se dice que tiene la sabiduría de los profetas porque conoce, tanto como ellos, los libros sagrados. Es la única mujer que no ha sido tocada por el mal. En la cultura y el imaginario popular del Islam es, junto a Fátima, la mujer más mencionada y reconocida. Su nombre aparece más de 30 veces en El Corán. Además, siempre que se menciona a Jesús se recuerda que es el hijo de María, para darle estatus al profeta porque su progenitora es aún más grande que El. El hecho de que María tenga un rango elevado espiritual le ha permitido a la mujer islámica acceder al sacerdocio.