La Evangelización en Venezuela durante la Colonia
La historia de la evangelización en Venezuela durante la colonia es un ejemplo de la dedicación y determinación de los misioneros católicos en difundir el mensaje de Cristo en América.
En 1514, un proyecto de evangelización pura fue iniciado en las costas de Cumaná, en la tierra firme, con la creación de una comunidad de frailes franciscanos que soñaban con una evangelización sin la presencia de soldados y comerciantes. Cumaná fue fundada en 1515 como fruto de este proyecto utópico.
Sin embargo, la colonización evangélica y pacífica con labriegos y sin gente armada fracasó debido a la cercanía a Cubagua y la explotación de los indígenas para obtener perlas.
La primera diócesis de Venezuela y Suramérica fue creada en la ciudad de Coro, fundada el 26 de julio de 1527 por Juan de Ampíes con el nombre de Santa Ana de Coro. La ciudad fue fundada pactando respetar la autoridad del cacique Manauree, la máxima autoridad de los indígenas de la región.
Coro fue la primera sede episcopal de América del Sur y la primera diócesis de Venezuela. Su creación tuvo lugar el 21 de junio de 1531, mediante la bula "Pro Excellenti Praeeminentia" emitida por el Papa Clemente XII en Roma.
El primer obispo de la diócesis fue Monseñor Rodrigo de Bastidas, quien nació en Santo Domingo y era hijo de Don Rodrigo de Bastidas, quien conquistó y fundó Santa Marta en Colombia. Bastidas permaneció en Coro hasta su nombramiento como obispo de Santo Domingo.
Un acontecimiento importante de la nueva diócesis fue la celebración del primer sínodo diocesano, que tuvo lugar en 1574 durante el episcopado de Fray Pedro de Agreda, un dominico. El sínodo contó con la asistencia de dos sacerdotes, dos dominicos, dos franciscanos y un sacristán.
La evangelización de Venezuela estuvo a cargo de los sacerdotes diocesanos, incardinados en las diócesis, y las órdenes religiosas, que iniciaron su trabajo a finales del siglo XVI y mediados del XVII. Las misiones institucionalizadas de las órdenes desarrollaron no sólo funciones estrictamente religiosas, sino también civiles, como la fundación de nuevos pueblos, la defensa de los naturales y la enseñanza.
En 1516, Venezuela recibió a los primeros misioneros franciscanos, quienes provenían de la isla de Santo Domingo y se instalaron en la región de Cumaná. La Provincia de Santa Cruz de Caracas, de Venezuela, fue erigida en 1585 y considerada, en parte, como continuación de la de Santa Cruz, de Santo Domingo.
En 1595, los dominicos establecieron el convento de San Jacinto, que se convirtió en una casa de letras y formación humanista dentro de los rígidos preceptos de la Iglesia. En 1655, los mercedarios fundaron definitivamente el convento y erigieron la Iglesia de La Merced, al norte de la ciudad de Caracas.
La Real Cédula de 1662 reconoció la labor realizada por los agustinos y consolidó su apostolado con el reconocimiento oficial de sus cinco zonas de evangelización. En 1730, el territorio del Alto Orinoco fue repartido entre las órdenes capuchina, franciscana y jesuita.
En la segunda mitad del siglo XVIII, los dominicos regentaban 18 pueblos en Barinas y Río Chico, los franciscanos observantes 80 pueblos en Barcelona y Guayana, los capuchinos 108 en los Llanos de Caracas, 43 en Cumaná, 34 en el Caroní, 26 en Maracaibo y 19 en el Alto Orinoco; los jesuitas 6 en los llanos del Meta y el Orinoco.
La creación de nuevas diócesis durante la colonia destacó la realización de sínodos y concilios. Atención especial merece el tercer sínodo diocesano realizado en Caracas en 1687, bajo el obispado de Diego de Baños y Sotomayor. En esta ocasión, se trató de resolver el difícil problema de la aceptación de la esclavitud corporal del negro africano y la suavización de un régimen inicuo y sus castigos.