Cristo Fundó Una Sola Iglesia: La Iglesia Católica
La Iglesia Católica, la Iglesia cristiana universal, es la única Iglesia que tiene 21 siglos de existencia, una historia que se remonta a los Apóstoles, a través de sus legítimos sucesores. Desde San Pedro, martirizado en el año 67 en Roma por el emperador romano Nerón, hasta el Papa Francisco, esta Iglesia tiene un jefe representante de Cristo en la tierra y sucesor legítimo de San Pedro, ahora llamado Papa.
Pruebas Bíblicas e Históricas
Nuestro Señor Jesucristo dio su vida en la Cruz para salvar a los hombres del pecado y el poder del demonio. Fundó su Iglesia para continuar su obra de salvación. La Iglesia que Cristo fundó debe necesariamente tener 21 siglos de existencia, puesto que Cristo vivió hace más de 2000 años en esta tierra. Únicamente la Iglesia que tiene 21 siglos es la Iglesia fundada por Cristo; es la iglesia legítima, la que escribió la Biblia, la que recibió el Espíritu Santo, la que salva.
La Iglesia Católica y la Biblia
La Iglesia Católica y la Biblia son inseparables. Rechazar la Iglesia Católica y Apostólica y servirse de la Biblia, que esta misma Iglesia nos transmitió durante dieciséis siglos, es algo ilógico. Cristo, por ser Dios, es sabio y prudente, no dejó la Biblia como una manzana de la discordia entre sus discípulos. Fundó una Iglesia, dejó un representante, que fue San Pedro y sus legítimos sucesores, para predicar, interpretar y defender su Evangelio contra los manipuladores de la Biblia.
La Iglesia Verdadera
La Iglesia verdadera necesariamente es UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA. Debe tener 2000 años; debe tener la misma fe, la misma moral, la misma autoridad mediante la legítima sucesión apostólica y la misma enseñanza, desde Cristo hasta hoy. Ahora bien, aparte de la Iglesia Católica, ninguna de las 36,000 iglesias protestantes cumple con estas condiciones.
La Palabra de Cristo
San Pedro, después de haber declarado que Cristo es el Hijo de Dios vivo, recibe del propio Cristo esta respuesta: «Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré MI IGLESIA, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que atares sobre la tierra, será atado en los cielos, y lo que desatares sobre la tierra, será desatado en los cielos» (Mateo 16, 17-19).
La Iglesia Católica y la Tradición
La palabra tradición viene del latín; significa «transmisión» y «entrega» del mensaje de Cristo, comunicado oralmente o por escrito. Por ejemplo, por la Tradición sabemos que hay cuatro evangelios canónicos. En la Iglesia Católica, los fieles con sus presbíteros observaron lo que fue transmitido, y ellos lo transmitieron, bajo la vigilancia de los obispos, a la generación siguiente; así fue desde el siglo I hasta hoy.
La Iglesia Católica y la Autoridad
Cristo mandó a sus Apóstoles y sucesores anunciar su Evangelio. Los Apóstoles predicaron y dejaron representantes. San Pablo escribe a Timoteo, a quien consagró Obispo: «Lo que oíste de mí transmítelo a hombres fieles, los cuales serán aptos para enseñarlo a otros» (II Timoteo 2, 2). En la Iglesia Católica, desde San Pablo los obispos transmitieron a otros obispos lo recibido y los dejaron como guardianes de este depósito de la Fe (I Timoteo 6, 20) para evitar el robo y la confusión.
La Iglesia Católica y la Verdad
La Iglesia Católica es la única Iglesia que conduce a Jesucristo, puesto que ella sola fue fundada por El, para continuar su obra. Ella sola recibió al Espíritu Santo y la promesa de ser asistida por El hasta el fin del mundo (Hechos 1, 8; Mateo 28, 20); ella sola es «la Iglesia del Dios viviente, columna y sostén de la verdad» (I Timoteo 3, 15); ella sola es la Iglesia de la cual habla la Biblia. Separarse de ella es renunciar a Cristo.
La Conclusión
Nuestro Señor Jesucristo, el fundador de la Iglesia Católica, nos advierte: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas; mas por dentro son lobos feroces… No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; mas el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, éste entrará en el reino de los cielos. Muchos me dirán en aquel día (del Juicio): Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu nombre, en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre obramos muchos prodigios? Y entonces les declararé: nunca jamás os conocí; apartaos de mí los que obráis la iniquidad» (Mateo 7, 15-23).
La Solución
La solución es regresar a la Iglesia fundada por Cristo mismo, la que es Una, Santa, Católica y Apostólica. La Iglesia Católica es la única Iglesia que tiene la autentica interpretación de la Biblia, legítimos ministros y la capacidad de salvar. Regresar a la Iglesia Católica es regresar a Cristo.