El discípulo que traicionó a su Divino Maestro
El nombre Judas (Ioudas) es la forma griega de Judá (en hebreo “alabado”), un nombre propio que se encuentra frecuentemente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Incluso entre los Doce había dos que llevaban el nombre, y por esta razón está habitualmente asociado con el sobrenombre Iscariote [en hebreo, “de Kerioth” o Carioth, que es una ciudad de Judea (cf. Josué 15, 25)]. El nombre de Judas es un reflejo de su origen, que se encuentra en la ciudad de Kerioth, en Judea.
Se nos cuenta muy poco en el Texto Sagrado respecto a la historia de Judas más allá de los hechos desnudos de su llamada al Apostolado, su traición, y su muerte. Su lugar de nacimiento, como hemos visto, se indica en su nombre Iscariote, y puede señalarse que su origen le separa de los demás Apóstoles, que eran todos galileos.
Las circunstancias de la traición
No se nos dice nada respecto a las circunstancias de su llamada o su participación en el ministerio y milagros de los Apóstoles. Y es significativo que nunca se le menciona sin alguna referencia a su gran traición. Así en la lista de los Apóstoles dada en los Evangelios Sinópticos, leemos: “y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó” (Mateo 10, 4. Cf. Marcos 3,19; Lucas 6, 16).
La traición según San Juan
En el Evangelio de San Juan, el nombre de Judas se presenta de nuevo en conexión con el anuncio de la traición: “Jesús les respondió: ¿No os he elegido yo a vosotros los doce? Y uno de vosotros es un diablo” (Juan 6, 70-71).
San Juan añade un particular adicional al mencionar el nombre del padre del Apóstol traidor, que no se recoge por los otros evangelistas. Y es él de nuevo quien nos dice que Judas llevaba la bolsa. Pues, tras describir la unción de los pies de Cristo por María en la fiesta en Betania, el Evangelista continua:
Dice Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que le había de entregar: ‘¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?’ No decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella (Juan 12, 4-6).
La traición según los Sinópticos
Los Evangelios Sinópticos no reseñan este cargo de Judas, ni dicen que fuera él quien protestó del supuesto derroche de ungüento. Pero es significativo que tanto en Mateo como en Marcos el relato de la unción está seguido inmediatamente por el relato de la traición: “Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?” (Mateo, 26 14-15); “Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes para entregárselo. Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero” (Marcos, 14, 10-11).
La predicción de la traición
Del mismo modo San Juan hace hincapié en la instigación del espíritu maligno: “cuando ya el diablo había inspirado a Judas Iscariote, el hijo de Simón, el propósito de entregarle” (13, 2). El mismo Evangelista, como hemos visto, nos da una temprana insinuación del previo conocimiento de Cristo de la traición (Juan 6, 70-71), y en el mismo capítulo dice expresamente: “Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que le iba a entregar” (6, 64).
Pero coincide con los Sinópticos al registrar una predicción más explícita de la traición en la Última Cena: “Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró: Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará” (Juan 13, 21), Y cuando el propio San Juan, a petición de Pedro, preguntó quién era éste, “le responde Jesús: Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar. Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: Compra lo que nos hace falta para la fiesta, o que le mandaba dar algo a los pobres” (13, 26-29).
El final de Judas
El final de Judas es un tema complejo y controvertido. Según el relato de San Mateo, Judas se ahorcó después de regresar el dinero que había recibido por entregar a Jesús a los sumos sacerdotes. Sin embargo, el relato de San Lucas sugiere que Judas compró un campo con el dinero y que murió allí. El campo se llamó Haceldama, es decir, campo de sangre.
- En el libro de los Salmos está escrito: “Quede su majada desierta, y no haya quien habite en ella. Y también: Que otro reciba su cargo” (Salmos, 68, 26; 108,8).
La leyenda popular ha presentado a Judas como un personaje malvado y traidor, pero en realidad, el texto bíblico nos muestra a un hombre que fue utilizada por Satanás para llevar a cabo una acción que cambió el curso de la historia.