«Católico a mi manera”
Tema: «Católico a mi manera”.
Pues bien resulta que ésta aparentemente simple y coloquial frase genera algunos problemas. Veamos:
Primero.- Provoca un contrasentido:
Según el Diccionario de la Real Academia Española (y tomando la acepción que nos ocupa), creer es:
2. tr. Dar firme asenso a las verdades reveladas por Dios.
Por lo que si alguien dice creer (creyente = el que cree) parece contradictorio que en ese acto se incluya el particular parecer o voluntad del que dice serlo pues la acción consiste precisamente en dar asenso firme a las verdades reveladas por Otro Alguien. Y ajeno por tanto a uno mismo.
Segundo.- Conlleva también una incoherencia : Dice ser Católico, pero en realidad no lo es.
Ya que a partir de esa afirmación, cuando uno rece el Padre nuestro debería decir:
… venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad…a mi manera
Llamamos a Dios solo en casos de emergencia como si fuera el servicio de una ambulancia.
Lo tomamos para controlar un malestar. como si fuera una pastilla de Aspirina.
Vamos a misa solo cuando queremos pedirle o exigir un favor.
Tercero.- Supone además una notable falta de sentido común:
Pues si tu guía de conducta es “tu manera», debe uno sopesar mucho el riesgo que corre recordando lo que dice el sabio aforismo:
“El que se hace maestro de sí mismo, se hace discípulo de un tonto»
Cuarto.- Y, quizá, lo más preocupante sea conciliar esta particular opinión (nunca mejor dicho) con la opinión del propio Cristo que afirma:
No todo el me diga: “Señor, Señor…” entrará en el Reino de los Cielos sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos.
(San Mateo, 7, 21)
Es decir que no basta creer en El sino que hay que hacer Su voluntad… y por tanto no a mi manera, sino a la manera de Dios Padre.
Predicar el Evangelio «a mi manera». estos textos no los invento yo, están escritos en la Biblia. Y al igual como en otros tiempos había grupos de cristianos que predicaban el Evangelio a su manera, así no debemos asustarnos que ahora también aparezcan grupos que predican y explican el Evangelio a su manera. No se desanimen, no se dejen engañar, no acepten verdades a medias que son lo mismo que una mentira.
Siempre ha existido la tentación de abandonar la Iglesia Católica y formar nuevas iglesias. Siempre que hay problemas, crisis o pecado en el seno de la Iglesia se producen divisiones. Porque cada individuo quiere un dios a su manera y poder ordenarle más no pedir.
Es lo mismo que una familia. Supongamos que un día todo va mal en casa, que papá y mamá se portan mal, discuten, pelean. No por eso los hijos deben alegar de la casa, sino que, con prudencia y cariño, deben pedir que los padres se corrijan y se amen entre sí.
Donde hay pecados, hay desunión, cismas, herejías, discusiones… Pero donde hay virtud, hay unión, de donde resulta que todos los creyentes tienen un solo corazón y una sola alma. Así también debemos amar a esta Iglesia de Cristo que es santa y pecadora, y pedir la purificación de esta gran familia de Dios. Pero sería un pecado mayor salirse de esta Iglesia Católica para formar otra iglesia. Cada uno tiene que decir su propio «mia es la culpa» por la responsabilidad que le cabe en la marcha de la Iglesia. Ojalá nuestra Iglesia pudiera aparecer «sin mancha ni arruga», pero por el momento -somos peregrinos a la eternidad- todos somos caminantes y a todos se nos pega el polvo del camino.
Aunque todos abandonen la Iglesia Católica, yo seguiré siendo miembro de esta Iglesia de Cristo. No olvidemos que al final de la vida de Jesús casi todos lo abandonaron. Y hoy más que nunca tienen vigencia aquellas palabras de Jesús: ¿Y ustedes también quieren abandonarme? Al pie de la cruz de Jesús estaban sólo su Madre María, el apóstol Juan y algunas mujeres (Juan 19, 25-27) ¿Dónde estaban los otros discípulos?
Y cuando Jesús habló a sus discípulos acerca de comer su Cuerpo y beber su Sangre (Juan 6, 56) muchos discípulos suyos le dijeron: «Esto que dice es muy difícil de aceptar, ¿quién puede hacerle caso?» ( Jn. 6, 60) discípulos a su manera por eso muchos lo abandonaron. Luego Jesús preguntó a sus Doce apóstoles: «¿Quieren irse ustedes también?» (Juan 6, 67).
Queridos hermanos les he hablado con mucho amor, pero con un amor que busca la verdad. No tengo ninguna intención de ofender a nadie. Solo en el verdadero católico está la plenitud de la doctrina de Cristo y la plenitud de los medios de salvación dejados por Cristo a su Iglesia. Solamente la verdad nos hará libres». (Jn. 8, 32).
Porque siendo una sola la Iglesia fundada por Cristo Señor, son muchas, sin embargo, las denominaciones cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo. Y naturalmente esta división, además de contradecir abiertamente a la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y daña a la predicación del Evangelio a todos los hombres.
Quién dice soy Católico a mi manera
Realmente no es católico, pero ellos no lo saben.
Es realmente triste el anti testimonió de aquellos que se dicen católicos, pero que no viven una fe católica.
Hay quienes creen que al ir a misa «cumplen con el Señor» y no se dan cuenta que son ellos los que reciben de Él.
Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado agua viva.» (Jn 4,10)
La sociedad nos enseña que nada es absoluto, que todo es relativo y depende de lo que «a mi me parece». Lamentablemente muchos católicos prefieren escuchar al mundo lo que está a la moda y hacen de su fe algo relativo.
No olvidemos que Cristo es La Verdad y no «una verdad», ÉL ES, independientemente si me gusta o de lo que a mi me parezca. Él es el creador, no la creación.
¿Puedo escuchar música protestante?… Claro, así como también puedo lanzarme del balcón de un edificio, pero «que pueda» no significa que «sea bueno para mí».
¿Se parece? Sí, pero también se parece una píldora de veneno a una aspirina. Parecido no significa que sea igual.
Quién me diga que nunca se ha aburrido durante una misa, es un santo o un mentiroso.
Mientras más atención pongamos y más compenetrados estemos en la celebración, menos probable es que nos aburramos, pero como humanos falibles, no siempre logramos la profundidad adecuada.
Pero no debemos olvidar que la Santa Misa no está pensada para entretenerte, sino para salvarte.
«Católico a mi manera» es la manera más eficiente de no ser católico.
Seamos Católicos a la manera de Cristo, que es la única y verdadera forma de ser cristianos católicos.
Duelen los escándalos y antitestimonios que vienen de bautizados. Hombres y mujeres que han sido beneficiados por la gracia de Dios, un día ofrecen la triste sorpresa de un comportamiento injusto, egoísta, prepotente.
Hay quienes perciben esos escándalos como un motivo para acusar a la Iglesia católica. ¿Cómo, se preguntan, ha admitido en sus filas a hombres frágiles, que una y otra vez actúan como esclavos del dinero, del placer, de la ira, de la envidia?
La fe es «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Heb 11,1)
Solamente la fe profunda, la fe interior, la fe que se abraza y se deja abrazar por Jesucristo, la fe que por el mismo Cristo permite reorientar nuestros comportamientos, es la fe que llega a todos los rincones de nuestra vida y es la que hace que la redención que es lo que celebramos en la Pascua se haga efectiva en nuestra existencia. La fe tiene que convertirse en vida para mi
Los católicos que se han hecho protestantes, no se han dado cuenta de la pérdida tan grande que para ellos ha significado no tener Sacramentos, sobre todo el de la Reconciliación y el de la Sagrada Eucaristía, que tanto nos santifican.
Es por no tenerlos, que NO ENTIENDEN LA SANTIDAD… distraen su atención de lo que a este fin tiene verdadera importancia, con puerilidades, a semejanza de los fariseos cuya conducta a este respecto reprobó N.S. Jesucristo diciéndoles: vosotros coláis el mosquito del agua que vais a beber, mas tragáis el camello (Mt.23,34).
¿Qué me mantiene en la Iglesia? ¿El «cura» o mi amor personal a Cristo?
La pregunta es: ¿Cómo evitar que la gente pierda la fe por el mal ejemplo de algunos curas y religiosos?
Lo primero y lo más importante es activar nuestra fe y saber darla a los demás. Eso es lo que nos mantendrá fieles y auténticos católicos comprometido con la iglesia de Cristo fundada en Pedro.