Principios de interpretación católica de la Biblia
a) Lectura en el espíritu
Tenemos que leer la Biblia con el mismo Espíritu con que ha sido escrita. Debe ser una lectura espiritual, centrada en Cristo. Debe ser una lectura interiorizada que va transformando interiormente a quien lee la Biblia.
b) La intención del autor
El autor divino es el Espíritu Santo. El autor humano es el instrumento del que Dios se sirvió y a quien inspiró para que dijera solo y todo lo que Dios quería. La constitución Dei Verbum, n.12 dice:
“Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces se usaban en la conversación ordinaria.”
c) El contenido y la unidad de toda la Biblia
El intérprete o exegeta científico ha de estar capacitado para descomponer y analizar separadamente cada una de las piezas de un libro o de un autor; pero como científico creyente ha de saber también, teniendo a mano los resultados de sus estudios científicos, recomponer las piezas del escrito bíblico y redescubrir en toda su belleza la verdad unitaria del mensaje.
d) La Tradición viva de toda la Iglesia
La Tradición quiere significar primeramente la Tradición apostólica, en la que y de la que nació el Nuevo Testamento y la Escritura cristiana. La Tradición viva es decir, que progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo. Toda la Iglesia constituye la Tradición viva y por ello toda la Iglesia contribuye a la correcta interpretación de la Escritura: los Padres, los fieles cristianos, los exegetas, el Magisterio. Éste último goza del carisma de la interpretación auténtica, bajo la guía del mismo Espíritu Santo que inspiró el texto sagrado.
e) La analogía de la fe
La analogía de la fe es la conexión coherente de la fe objetiva de la Iglesia, el nexo interno de los misterios entre sí, de que habla el Vaticano I (cfr DS 3016). Por consiguiente, cualquier verdad o expresión de la revelación y de la fe ha de verse a la luz de las otras y en conexión con ellas, para poder entenderla rectamente y que quede abierta a una ulterior y más profunda comprensión.
Otros principios a tener en cuenta
a) El contexto del fragmento
Hay que tener en cuenta el contexto para interpretar correctamente un texto bíblico. Para ello haremos cuatro círculos concéntricos:
- Primer círculo: abarca los versículos anteriores y posteriores al texto.
- Segundo círculo: ver el contenido global y el objetivo del libro en el que se encuentra ese texto