La Eutanasia: Una Derrota para Todos
La sociedad actual enfrenta un dilema moral grave: la eutanasia como respuesta al sufrimiento humano. Muchos recuerdan el caso de Noa Pothoven, una joven holandesa que solicitó su muerte asistida a los 17 años debido a un grave trauma. Sin embargo, la Iglesia Católica sostiene que la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos.
La Doctrina de la Iglesia Católica
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, una vida disminuida o debilitada debe recibir atención para llevar una vida lo más normal posible. Los cuidados no deben ser interrumpidos en casos donde la muerte es inevitable, ya que constituye una forma desinteresada de caridad. Sin embargo, cuando se pone fin a la vida de estas personas enfermas o moribundas, se considera una eutanasia directa, que es inaceptable y equiparable al nivel de un homicidio y una falta de respeto al Dios vivo.
Referencias Bíblicas
Yahvé es quien da la muerte y la vida; Él conduce al sepulcro y levanta de él. (1 Samuel 2:6)
Ved ahora que soy Yo, y solo Yo, y no hay dioses junto a Mí; Yo soy quien doy la muerte y doy la vida; Yo hiero y Yo sano, y no hay quien se libre de mi mano. (Deuteronomio 32:39)
Interrupción de Tratamientos
Es posible interrumpir tratamientos cuando se utilizan terapias o procedimientos que ya no pueden curar al paciente, pero que simplemente prolongan su vida mediante la utilización de terapias onerosas, pesadas, desproporcionadas y peligrosas. El paciente o sus representantes legales deben tomar la decisión, siempre respetando la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente.
La Cultura de la Muerte
La encíclica Evangelium Vitae del Papa San Juan Pablo II afirma que la eutanasia es una tentación cada vez más fuerte, que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar. Sin embargo, es posible encontrar una luz en el sufrimiento que llevamos en la tierra, que nos puede conducir a gozar del paraíso.
El Sufrimiento como Pago de Culpas
El Padre Carlos Cancelado cuenta la historia de una visita de un alma del purgatorio que afirmó ser condenada a 30 años de purgatorio. Dios la liberó de la pena del purgatorio a causa de su enfermedad larga y penosa, convirtiéndola en un ser vegetal. La familia de esta alma la desconectó, no permitiéndole terminar la misericordia de Dios y pagando lo que le faltaba en el purgatorio.
La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Así debemos llevar con paciencia y oración nuestras enfermedades y sufrimientos, recordando las actitudes de un buen Cristiano. El comité para la defensa de la vida de la Conferencia episcopal española afirma que todos los cristianos pueden y debemos coadyuvar con nuestras palabras, actos y actitudes para recrear en la vida cotidiana una cultura de la vida que haga inadmisible la eutanasia.
Cómo Coadyuvar
- Aceptar el dolor y la muerte con la visión sobrenatural propia de un católico.
- Ejercer un activo apoyo al que sufre, desde una sonrisa hasta la dedicación de tiempo y dinero.
- Rezar por los que sufren, por quienes los atienden, por los profesionales de la salud y por los legisladores.
- Facilitar el surgimiento de vocaciones a las instituciones de la Iglesia que atienden a la humanidad doliente.
- Acoger con amor sobrenatural, afecto humano y naturalidad en la familia a los miembros dolientes, deficientes, enfermos o moribundos.
- Estar presentes en los medios de comunicación social y otros foros de influencia para hacer patentes nuestras convicciones sobre el dolor y la muerte.
- Votar responsablemente en los procesos electorales, promoviendo un tipo de Medicina y asistencia hospitalaria centradas en el enfermo.