Todos somos llamados a la santidad
La invitación a la santidad es una llamada que Dios nos hace de manera desinteresada. Como dice la Escritura: "Seréis santos, porque santo soy yo" (1 Pedro 1,16). "Porque yo soy Yahvé, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo" (Levítico 11,44).
La Iglesia Católica cuenta con varias mujeres santas y beatas que hemos venerado por su obediencia a la palabra de Dios. Mujeres piadosas que, como el barro en manos del alfarero, se dejaron moldear por Dios. Algunas dieron la vida por Jesucristo y su Iglesia como mártires, mientras que otras fallecieron en alto grado de santidad.
La mujer virtuosa
El Libro de Proverbios describe a la mujer que teme a Yahvé, ésta será alabada (Proverbios 31,30-31). La mujer virtuosa es aquella que teme, alaba y ama a Dios. En la fe cristiana católica, podemos encontrar santas y beatas que, a pesar de sus edades, se convirtieron en doctoras de la Iglesia. Mujeres jóvenes, maduras y ancianas, célibes y casadas, que hicieron del Evangelio su eje de vida y con sus enseñanzas ayudaron a fortalecer la fe y a defenderla de los ataques de los enemigos.
Mujeres santas y beatas
Algunas de las mujeres santas y beatas que se destacan en la Iglesia Católica son:
- Santa Ana, madre de la Virgen María
- Santa María Magdalena, salvada por Cristo de su vida de pecado
- Santa Marta, hermana de María Magdalena
- Santa Isabel, prima de la Virgen María y madre de San Juan Bautista
- Santa Monica, madre de San Agustín de Hipona
- Santa Inés, Santa Perpetua y Felicitas, mártires
- Santa Rosa de Lima, primera Santa Latinoamericana
- Santa Rita de Casia, que convirtió a su esposo mediante ayunos, oración y penitencia
- Santa Juana de Arco, libertadora de Francia
- Santa Teresa de Avila y Santa Teresita del Niño Jesús, doctoras de la Iglesia
- Santa Teresa de Calcuta, que luchó por los pobres y necesitados
- Beata Laura Vicuña, que ofreció su vida para rescatar a su madre del pecado
- Venerable Sierva de Dios María de la Concepción Cabrera Arías, viuda de Armida, Laica y Madre de familia, escritora mística
La más Santa de todas: María, Madre de Jesús
Entre todas las mujeres santas y beatas, hay una que sobresale por encima de todas ellas: María, Madre de Jesús, Nuestro Señor, Dios y Salvador, y ejemplo de todas ellas.
Para ser santos
Para terminar, recordamos las palabras de una próxima beata: "Yo no sé qué es impureza, pero sé que pureza eres tú, Jesús del alma. Todo es puro para los puros". El ser santos es trabajar para ser puros ante los ojos de Dios y depositar nuestra confianza en Él, dejando a un lado nuestras impurezas y viviendo para Él, guiados por su Espíritu Santo. La santidad en la mujer es un ejemplo que sirve para los hombres, que muchas veces hacemos oídos sordos a las palabras de Dios. Como dice el Libro del Cantar de los Cantares 4,9: "Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada tuya". Así son las santas de Dios que se robaron el corazón del novio y hoy son un ejemplo de vida y santificación de la Iglesia. Que su ejemplo sirva a más mujeres que están alejadas de Dios y en Él encuentren ese ánimo de vivir.