La Semana Santa, una celebración móvil
La Semana Santa es una de las celebraciones más importantes del año cristiano, y cada año varía su fecha debido a razones históricas.
La resurrección de Jesús
La resurrección de Jesús es el núcleo de la Semana Santa. Los cristianos celebran esta fecha con gran devoción, y durante los primeros siglos era la única fiesta que se celebraba.
Según los evangelios, la muerte de Cristo ocurrió cerca de la pascua judía (LC 22.7-20, MT 26.17-30). Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la fiesta de la última cena, en la que los judíos recordaban su salida de Egipto.
La Semana Santa en el calendario
El primer domingo de luna llena después del equinoccio primaveral (alrededor del 21 de marzo) es cuando se celebra la Semana Santa. Esto significa que la fecha de la Semana Santa se mueve cada año, aunque su duración es siempre de 35 días.
De hecho, la Semana Santa es una de las pocas fiestas religiosas que no se adaptó al calendario solar. Esto se debe a que la pasión de Cristo está relacionada específicamente con la luna, y su resurrección ocurrió en la época de pascua, al comienzo de la primavera.
La luna y la Semana Santa
La luna ha jugado un papel importante en la historia de la Semana Santa. La pasión de Cristo se describe en la Biblia como ocurrida en la época de pascua, justo cuando los judíos conmemoran la salida de Egipto.
Por otro lado, el calendario solar es aquel que se basa en la posición de la Tierra en su revolución en torno al Sol. Los calendarios elaborados de esta forma tienen un año de 365 días, que se amplía normalmente agregando un día extra en los años bisiestos.
La semilla de la Semana Santa
El primer calendario solar fue el calendario egipcio, tras una reforma que sustituyó al tradicional calendario lunar. El calendario solar fue adoptado posteriormente por el calendario juliano, antecedente del calendario gregoriano.
En resumen, la Semana Santa es una celebración móvil que se basa en la luna y la pasión de Cristo. Su fecha varía cada año debido a razones históricas, pero su significado y relevancia para los cristianos no cambian.