¿Qué significaba que Jesús descendiera a los infiernos?
La expresión "descendió a los infiernos" se refiere a un estado de todos aquellos, justos e injustos, que habían muerto antes de Cristo. Con el alma unida a su Persona divina, Jesús tomó en los infiernos a los justos que aguardaban a su Redentor para poder acceder finalmente a la visión de Dios. Después de haber vencido, mediante su propia muerte, a la muerte y al diablo "que tenía el poder de la muerte" (Hechos 2, 14), Jesús liberó a los justos, que esperaban al Redentor, y les abrió las puertas del Cielo.
La Resurrección de Cristo en nuestra fe
La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, y representa, con la Cruz, una parte esencial del Misterio pascual.
- En el Sábado Santo, celebramos la frase que recitamos en el Credo: "Descendió a los Infiernos". Es un día de reflexión y acompañamiento a la Madre de Dios que está a la espera de la resurrección del Hijo.
En su designio de salvación, Dios dispuso que Cristo no solamente "murió por nuestros pecados" (1 Corintios 15, 3), sino también que conociera el estado de muerte, el estado de separación entre alma y cuerpo, durante el tiempo comprendido entre el momento en que expiró en la Cruz y el momento en que resucitó. Ese momento se revive cada Sábado Santo.
Jesús y los infiernos en las Sagradas Escrituras y la Tradición
Se conoce por las Sagradas Escrituras y la Tradición que Jesús bajó al "Seol" o infiernos, donde permanecían las almas de todos los muertos. En aquel lugar estaban todos los santos y justos que perecieron antes de la muerte de Jesucristo y no tenían cómo llegar al cielo: los patriarcas, los profetas, los reyes, San José, entre otros.
Según la Tradición de la Iglesia, cuando Jesús muere, desciende al infierno y lleva consigo al cielo a todos los que creyeron.
El Catecismo de la Iglesia Católica sobre el descenso de Cristo a los infiernos
Nuestro catecismo afirma:
- "Jesús bajó a las regiones inferiores de la tierra. Este que bajó es el mismo que subió" (Efesios 4, 9-10).
- El Símbolo de los Apóstoles confiesa en un mismo artículo de fe el descenso de Cristo a los infiernos y su Resurrección de los muertos al tercer día, porque es en su Pascua donde, desde el fondo de la muerte, Él hace brotar la vida.
El significado del descenso de Cristo a los infiernos
El descenso a los infiernos es el pleno cumplimiento del anuncio evangélico de la salvación. Es la última fase de la misión mesiánica de Jesús, fase condensada en el tiempo pero inmensamente amplia en su significado real de extensión de la obra redentora a todos los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares.
Jesús como Salvador de los muertos
Cristo, por tanto, bajó a la profundidad de la muerte para "que los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan" (Juan 5, 25). Jesús, el "Príncipe de la vida" (Hechos 3, 15), aniquiló mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo y libertó a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud.
Resumen
En la expresión "Jesús descendió a los infiernos", el símbolo confiesa que Jesús murió realmente, y que, por su muerte en favor nuestro, ha vencido a la muerte y al diablo "Señor de la muerte" (Hebreos 2, 14). Cristo muerto, en su alma unida a su persona divina, descendió a la morada de los muertos. Abrió las puertas del cielo a los justos que le habían precedido.