¿Qué son los carismas en la Iglesia?
Los carismas siempre se han entendido como las gracias especiales, mediante las cuales los fieles quedan preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia.
Según la Iglesia, los carismas son gracias del Espíritu Santo que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial. Están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.
Un carisma es una gracia especial que el Espíritu Santo dona para el bien de la Iglesia. No existe una clasificación de carismas y así los hay de diversos tipos. Sin embargo, los elementos esenciales que los conforman son siempre los siguientes:
- Provienen del Espíritu Santo
- Se dan para la edificación de la Iglesia
El primer y principal don que recibe la Iglesia es el don personal del mismo Espíritu Santo (Rom 5,5; 8,15…), que nos ha sido merecido por Jesucristo, don también del Padre (Jn 3,16). Ese don increado del Espíritu produce como consecuencia inmediata la caridad, calor de su fuego (1 Cor 12,31. 14).
San Pablo nos ha ofrecido varias clasificaciones de carismas (Rom 12,6 ss.; 1 Cor 12; Ef. 4,11 ss.). Aunque no quieren ser exhaustivas, nos indican claramente los siguientes puntos:
- Todo en la Iglesia es don por parte de Dios; los diversos ministerios también, empezando por el apostolado estricto de los doce y de Pablo (1 Cor 12,28; Ef. 4,11), y de la jerarquía que les sucede (1 Tim 1,18; 4,11-12; 4,16).
- Todo carisma, por personal y particular que quiera pensarse, es, directa o indirectamente, para la común utilidad de la Iglesia (1 Cor 12,7), para la edificación del cuerpo de Cristo (1 Cor 14; Ef. 4,12; cfr. 1-Pet 4,10).
- El Espíritu los distribuye libérrimamente, como quiere y a quien quiere (1 Cor 12,11; Ef. 4,7).
El punto principal de este tema es descubrir cuál es el carisma o la gracia que Dios nos ha dado, pues esta es para la edificación de la Iglesia y de los hermanos.