Jesús, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nacido de Santa María Virgen
Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de María la Virgen (RAC)
Está escrito en las Sagradas Escrituras (Lucas 1, 35) “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Con éste hermoso pasaje de la Sagrada Escritura comenzamos el tema del día de hoy. Comienzo por mencionar que los católicos declaramos a través del Credo NicenoConstantinoNapolitano que Jesús por Obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen, y de entrada quiero decirles que dos Evangelios son de suma importancia para conocer porque nosotros los católicos creemos que Jesucristo fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y que nació de Santa María Virgen, para ésto necesario referirnos a los Evangelios de San Mateo y San Lucas; uno de ellos nos relata tomando como base un texto que incluye nuestra Madre la Virgen María (San Lucas) y el otro Evangelio es por medio de San José (San Mateo). Comencemos primero con el Evangelio de San Lucas en donde se nos relata la anunciación que el ángel Gabriel hace a la Virgen María, leamos a San Lucas desde el vérsiculo 26 (Lc 1, 26-35) “Al cabo de seis meses, Dios envió al ángel Gabriel donde una joven virgen que vivía en una ciudad de Galilea llamada Nazaret, y que era prometida de José, de la familia de David. Y el nombre de la virgen era María. Entró el ángel a su casa y le dijo: “Alegrate tú, la Amada y Favorecida; el Señor está contigo.” Éstas palabras la impresionaron muchísimo y se preguntaba qué querria decir ese saludo. Pero el ángel le dijo: “No temas María, porque has encontrado el favor de Dios. Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y con razón lo llamarán: Hijo del Altísimo. Dios le dará el trono de David, su antepasado. Gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.” María entonces dijo al ángel: “Como podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?”. Contestó el ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios.
Hermanos, es clara la respuesta del ángel Gabriel ante el cuestionamiento de María respecto de su respuesta sobre que como podría ella ser Madre si es que no tiene relación con ningún hombre, y la respuesta del ángel Gabriel de que es El Espíritu Santo quien descenderá sobre ella y el Poder del Altísimo quien la cubrirá con su sombra.
Completemos ahora con lo que nos expresa San Mateo en el Evangelio, donde nos narra sobre la intención de José de repudiar en secreto a María y en la lectura que daremos enseguida podremos darnos cuenta que la voluntad de Dios es otra.
Mateo 1, 18-25 “El nacimiento de Jesucristo fue así. Su madre María estaba comprometida con José. Pero, antes de que vivieran juntos, quedó esperando por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, era un hombre excelente, y no queriendo desacreditarla, pensó firmarle en secreto un acta de divorcio. Estaba pensando en esto, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, descendiente de David, no temas llevar a tu casa a María, tu esposa, porque la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo eso ha pasado para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: Sepan que una virgen concebirá y dará a luz un hijo y los hombres lo llamarán Emanuel, que sigifica: Dios con nosotros- Con esto, al despertarse José, hizo lo que el ángel de Señor le había ordenado y recibió en su casa a su esposa. Y sin que tuvieran relaciones, dio a luz a un hijo al que José puso el nombre de Jesús”.
Con todo lo anteriormente mencionado, podemos darnos cuenta entonces, que Dios se hizo hombre sin intervención de Varón, significa también que Jesús no tiene más Padre que a Dios, y significa también que María fue Virgen.
Escuchemos(leamos) lo establecido en el Catecismo de la Iglesia Católica 503 : La naturaleza humana que asumió no le ha alejado jamás de su Padre. Uno y el mismo es el Hijo de Dios y del hombre, por naturaleza Hijo del Padre según la divinidad; por naturaleza Hijo de la Madre según la humanidad, pero propiamente Hijo del Padre en sus dos naturalezas» (Concilio del Friul, año 796: DS, 619). Catecismo de la Iglesia Católica 503
También en el Catecismo de la Iglesia de Católica se incluye lo siguiente:
484 La Anunciación a María inaugura «la plenitud de los tiempos»(Ga 4, 4), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará «corporalmente la plenitud de la divinidad» (Col 2, 9). La respuesta divina a su «¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?» (Lc 1, 34) se dio mediante el poder del Espíritu: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti» (Lc 1, 35).
485 La misión del Espíritu Santo está siempre unida y ordenada a la del Hijo (cf. Jn 16, 14-15). El Espíritu Santo fue enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarla por obra divina, él que es «el Señor que da la vida», haciendo que ella conciba al Hijo eterno del Padre en una humanidad tomada de la suya.
486 El Hijo único del Padre, al ser concebido como hombre en el seno de la Virgen María es «Cristo», es decir, el ungido por el Espíritu Santo (cf. Mt 1, 20; Lc 1, 35), desde el principio de su existencia humana, aunque su manifestación no tuviera lugar sino progresivamente: a los pastores (cf. Lc 2,8-20), a los magos (cf. Mt 2, 1-12), a Juan Bautista (cf. Jn 1, 31-34), a los discípulos (cf. Jn 2, 11). Por tanto, toda la vida de Jesucristo manifestará «cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder» (Hch 10, 38).
.488 «Dios envió a su Hijo» (Ga 4, 4), pero para «formarle un cuerpo» (cf. Hb 10, 5) quiso la libre cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad, Dios escogió para ser la Madre de su Hijo a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret en Galilea, a «una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María» (Lc 1, 26-27):
«El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la Encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida» (LG56; cf. 61).
Hermanos, haremos también referencia a la catequesis del SS. Juan Pablo II con fecha del 28 de enero de 1987
El testimonio evangélico de la concepción virginal de Jesús por parte de María es de gran relevancia teológica. Pues constituye un signo especial del origen divino del Hijo de María. El que Jesús no tenga un padre terreno porque ha sido engendrado «sin intervención de varón», pone de relieve la verdad de que El es el Hijo de Dios, de modo que cuando asume la naturaleza humana, su Padre continúa siendo exclusivamente Dios.
Continuando con lo que nos expresó San Juan Pablo II, dijo lo siguiente:
8. La revelación de la intervención del Espíritu Santo en la concepción de Jesús, indica el comienzo en la historia del hombre de la nueva generación espiritual que tiene un carácter estrictamente sobrenatural (Cfr. 1 Cor 15, 45-49). De este modo Dios Uno y Trino «se comunica» a la criatura mediante el Espíritu Santo. Es el misterio al que se pueden aplicar las palabras del Salmo: «Envía tu Espíritu, y serán creados, y renovarás la faz de la tierra» (Sal 103/104, 30). En la economía de esa comunicación de Sí mismo que Dios hace a la criatura, la concepción virginal de Jesús, que sucedió por obra del Espíritu Santo, es un acontecimiento central y culminante. El inicia la «nueva creación», Dios entra así en un modo decisivo en la historia para actuar el destino sobrenatural del hombre, o sea, la predestinación de todas las cosas en Cristo. Es la expresión definitiva del Amor salvífico de Dios al hombre, del que hemos hablado en las catequesis sobre la Providencia.
Continúo con la lectura de la Catequesis de San Juan Pablo II:
9. En la actuación del plan de la salvación hay siempre una participación de la criatura. Así en la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo María participa de forma decisiva. Iluminada interiormente por el mensaje del ángel sobre su vocación de Madre y sobre la conservación de su virginidad, María expresa su voluntad y consentimiento y acepta hacerse el humilde instrumento de la «virtud del Altísimo». La acción del Espíritu Santo hace que en María la maternidad y la virginidad estén presentes de un modo que, aunque inaccesible a la mente humana, entre de lleno en el ámbito de la predilección de la omnipotencia de Dios. En María se cumple la gran profecía de Isaías: «La virgen grávida da a luz» (7, 14. Cfr. Mt 1, 22)23); su virginidad, signo en el Antiguo Testamento de la pobreza y de disponibilidad total al plan de Dios, se convierte en el terreno de la acción excepcional de Dios, que escoge a María para ser Madre del Mesías.
Hermanos, finalizando con el tema que estoy exponiendo, incluyo una párrafo más de la catequesis de San Juan Pablo II al respecto de la concepción de Jesucristo por Obra y Gracia del Espíritu Santo y nacido de la Virgen María.
10. La excepcionalidad de María se deduce también de las genealogías aducidas por Mateo y Lucas.
El Evangelio según Mateo comienza, conforme a la costumbre hebrea, con la genealogía de José (Mt 1, 2-17) y hace un elenco partiendo de Abrahán, de las generaciones masculinas. A Mateo de hecho, le importa poner de relieve, mediante la paternidad legal de José, la descendencia de Jesús de Abrahán y David y, por consiguiente, la legitimidad de su calificación de Mesías. Sin embargo al final de la serie de los ascendientes leemos: «Y Jacob engendró a José esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo» (Mt 1,16). Poniendo el acento en la maternidad de María el Evangelista implícitamente subraya la verdad del nacimiento virginal: Jesús como hombre, no tiene padre terreno.