¿Qué significa que nuestra alma es inmortal, que seremos como dioses?
Es el principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida. En algunas religiones y culturas, incluyendo al cristianismo, es la sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos. Según leemos en el Génesis 2,7 Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, es aquí donde se le da el alma al Hombre, el aliento de Dios, ese aliento de vida, así en el hombre se juntan dos mundos, el corpóreo y el incorpóreo o espiritual. Así vemos que el alma es creada directamente de la nada por Dios y unida al cuerpo (Santo Tomás). El Espíritu Santo es ese aliento de vida, que el mismo Jesús nos da al soplar hacia los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Al igual leemos en Job 33,4 «El soplo de Dios me hizo, me animó el aliento de Sadday.»Ya con ésta introducción pasamos a entender porqué decimos que el alma es eterna, porque es, primero que nada, el aliento de Dios, es lo que hace a su imagen y semejanza. Leemos en Sabiduría “2, 22.no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables. 23.Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza; «. Aquí el primer concepto de inmortalidad, si el alma es incorruptible no puede ser destruída, hecho imagen de su misma naturaleza, la de Dios.Podemos filosofar aún mas, según la Enciclopedia Católica el alma humana es una substancia o principio sustancial. Es un ser simple, o indivisible, y también espiritual, es decir, intrínsecamente independiente de la materia. Es naturalmente incorruptible. No puede ser aniquilada por ninguna criatura. Dios está obligado a preservar el alma en posesión de su vida consciente, al menos por algún tiempo después de la muerte. Por último, toda la evidencia conduce a la conclusión de que la vida futura ha de continuar para siempre. También indica: Por último, existe el argumento ético. La razón humana afirma que el cumplimiento del deber es a la vez correcto y razonable en el sentido más amplio, que no puede ser mejor al final para el hombre que viola la ley moral que para aquel que la observa. Pero este sería a menudo el caso si ésta fuese la única vida. Seguramente no sería un universo racional, y estaría en conflicto irreconciliable con la noción del gobierno moral del mundo por un Dios justo e infinito, si el vicio fuese recompensado y la virtud castigada —que el estafador, el asesino, el adúltero y el perseguidor gozasen de los placeres de este mundo hasta el final, mientras que el hombre honesto, la víctima inocente, el casto y el mártir sufriesen toda la vida de injusticia, privaciones y sufrimiento.También es importante entender la diferencia entre eterna e inmortal. El alma es inmortal, mas no eterna, caso contrario es Dios que no tiene un principio en sí mismo, siempre existió y existirá. La inmortalidad del alma se refiere desde la creación o principio de existencia del ama ya no morirá, en cambio Dios es el principio y fin en sí mismo, no bajo otra cosa.Adentrándonos entonces en las Sagradas Escrituras, existen muchos pasajes en que Jesús mismo indica que la vida después de la muerte continúa, siendo una vida espiritual que no tendrá fin:La promesa al buen ladron (Lucas 23,39-43), la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16,19-31) vemos como se indica la vida después de la muerte terrenal, pero mas aún en Mateo 25,46 «E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»»Miremos Marcos 12, 25 Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos. 26.Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27.No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error. Aquí nuevamente vemos como la vida no acabará aquí. Les dejo para que analicen además Hebreos 12,23 y quizás una de los mas hermosos pasajes de Pablo que es 1 de Corintios 13,10-13. Más claro creo que no puede estar.Pero, hay otro tema que se junta con éste: Como seremos en esa vida eterna?He encontrado críticas de parte de algunas personas, porque el Catecismo de la Iglesia Católica dice claramente lo siguiente:460 El Verbo se encarnó para hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1, 4): «Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 19, 1). «Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios» (San Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54, 3: PG 25, 192B). Unigenitus […] Dei Filius, suae divinitatis volens nos esse participes, naturam nostram assumpsit, ut homines deos faceret factus homo («El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres») (Santo Tomás de Aquino, Oficio de la festividad del Corpus, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectura I).Pero, ¿qué nos extraña? Leemos en las Sagradas Escrituras:2 Pedro 1,4.por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.Partícipes de la naturaleza divina: este misterio, en que consiste el destino inefablemente dichoso del hombre, se realiza por medio del Espíritu Santo, por la cual merced a la Redención de Cristo somos hechos verdaderamente hijos de Dios como Él lo es aún en su Humanidad santísima (Ef. 3, 5; 1 Juan 3,1). Por eso afirma S. Tomás que la gracia nos diviniza. Y S. Maximino: «Se nos da la divinidad cuando la gracia penetra nuestra naturaleza de su luz celestial y cuando, por la gloria, esa gracia nos eleva más allá de ella misma». Sobre la corrupción del mundo, cf. Juan 14, 30; Gál. 1,4 y notas. «Dios permite que la concupiscencia viva todavía en nosotros y nos aflija profundamente para humillarnos a fin de que, conociendo lo que la gracia nos proporciona, nos hallemos inclinados a pedírsela sin cesar» (S. Bernardo).Transcribo lo que dice Juan, que termina de afirmar y reconfirmar:1 Juan, 3 1.Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. 2.Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.»Igual, podemos encontrar mas pasajes, como 1 Corintios 15.También en Salmo 82,6 Yo dije: Vosotros sois dioses, Y todos vosotros hijos del Altísimo; 7 Pero como hombres moriréis, Y como cualquiera de los príncipes caeréisJesús, por cierto, hizo referencia a éste Salmo 82 en:Juan 10, 33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.En resumen, claro que seremos como Dios, pues somos sus hijos, Él nos creó a su imagen y semejanza, Jesucristo, por su sacrificio en la cruz nos redimió y nos hizo hijos adoptivos de Dios, y por tanto ya no somos esclavos, ni amigos, si no que somos SUS HIJOS, Jesús nuestro hermano mayor y nosotros adoptados pero de su misma naturaleza divina. Solo un detalle que si es bastante importante, seremos COMO DIOS, pero no seremos DIOS, siempre seremos sus creaturas, y por tanto viviremos en eterna felicidad a su lado, bien dice Apocalipsis 21,4″Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado.»».No quiero terminar mi reflexión sin recordar uno de los pasajes más hermosos y que en mi criterio, termina de confirmar que no es ni blasfemia ni herejía que seremos como dioses: Juan 17, «22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno». Jesús mismo dice que nos dio la Gloria de Dios, nos hizo otra vez sus hijos, nos redimió y por tanto viviremos y disfrutaremos su divinidad.